El ejemplar de 200 kilos fue adquirido por el dueño de una conocida cadena de restaurantes de sushi.
Un atún rojo fue vendido este martes por 14 millones de yenes (108.376 euros/117.304 dólares) en la tradicional primera subasta del año en la lonja de pescados de Tsukiji de Tokio, la última que tendrá lugar en su emplazamiento actual antes de su reubicación prevista para finales de 2016.
Como viene siendo habitual en los últimos años, el ejemplar de 200 kilos procedente de la provincia norteña de Aomori, lo adquirió a 70.000 yenes el kilo (542 euros/587 dólares) Kiyoshi Kimura, dueño de una conocida cadena de restaurantes de sushi (pescado crudo).
El precio triplica los 4,51 millones de yenes (34.919 euros/37.831 dólares) que el propio Kimura pagó el año pasado por la pieza más codiciada del primer lote del año en la lonja y casi el doble de los 7,36 millones de yenes (56.998 euros/61.728 dólares) que el empresario abonó en 2014.
Sin embargo, la puja no ha alcanzado la cifra récord de 155,4 millones de yenes (1,07 millones de euros/1,29 millones de dólares) que el japonés abonó en 2013, hasta la fecha la factura más desmesurada de su historia.
La primera subasta anual de atún en Tsukiji, la mayor lonja de pescado del mundo que abrió en 1935 en el céntrico barrio de Chuo, a orillas del río Sumida, se ha convertido en los últimos años en un espectáculo mediático merced a la presencia de Kimura, puesto que el kilo de atún rojo rara vez es comprado por los minoristas por más de 70 euros.
Este año la subasta cobró un significado especial para los japoneses, dado que ha sido la última primera puja del año celebrada en su emplazamiento actual pues está previsto ser traslada a Toyosu, una cercana isla artificial en la bahía de la capital en noviembre.
El propio Kimura dijo estar "lleno de emoción" en esta última subasta, según declaraciones recogidas por la agencia Kyodo.
Los expertos advierten que el empresario de 63 años busca con estas sonadas compras copar portadas para atraer al público a sus restaurantes, ya que la publicidad que logra con sus llamativas pujas sale mucho más económica que contratar una gran campaña publicitaria. EFE
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