La guerra contra las drogas del presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, empezó a finales de junio y las muertes extrajudiciales ya se cuentan por centenares.
Pese a las duras críticas que ha recibido por parte de las organizaciones de derechos humanos y la comunidad internacional, el presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, defiende su orden de "disparar matar" en la campaña que ha puesto en marcha contra el tráfico de drogas. De hecho, desde que asumió el poder a finales de junio, su política ha provocado la muerte de 700 supuestos drogadicto o narcotraficantes.
¿Y los derechos humanos? "Mis órdenes son de disparar a matar. No me importan los derechos humanos. Créame. Me importa una mierda lo que digan. Esta guerra es contra las drogas y aquí tenemos una crisis", dijo Duterte en Davao, en el sur del país, según el diario The Philippine Star. "El disparar a matar se mantendrá hasta el último día de mi mandato", aseguró.
Anima a la gente a matar. Por medio de este discurso, Duterte anima a la gente a matar a drogadictos. "Si conoces a algún drogadicto, ve a por él y mátalo tú mismo ya que pedir a sus padres que lo hagan sería demasiado doloroso", instó en julio pasado.
Muertes extrajudiciales. La llamada lista de la muerte parece estar fuera de control, con cuerpos esparcidos en lugares públicos. De hecho, los cuerpos, según un artículo publicado en The Guardian, están envueltos con cinta y tienen etiquetas en las que pone "ladrón", "traficante" o "drogadicto. "Pero la certeza de si las personas asesinadas eran o no culpables nunca será probada y esto ni siquiera se cuestiona", se lee en la publicación del medio británico.
¿Promete impunidad? El mandatario de Filipinas aseguró que protegerá a soldados y policías que deban enfrentarse a cargos penales relacionados con esta campaña. "En la medida en que se haga en cumplimiento del deber por parte de un soldado y policía, es mío. Esta es mi garantía personal y oficial. Responderé yo por los hechos", dijo.
Lo respaldan. Pese a todo, Duterte goza de una enorme popularidad en Filipinas, donde las encuestas le conceden una aprobación del 91%. Los millones de seguidores que tiene Duterte por todo el país aceptan también su política para reducir los robos, el consumo de drogas y otros delitos. "A mí lo único que me importa es que acabe con las drogas y con el crimen. Cómo lo haga... eso ya me da absolutamente igual", explicó Rose Sarinas a la Agencia Efe. "En Filipinas la gente solo reacciona al autoritarismo, y Duterte es el único lo suficientemente autoritario como para poner un poco de orden en este país", comentó la trabajadora filipina. En este contexto, el gobernante asiático pide a la policía triplicar sus esfuerzos para alcanzar la meta de 100.000 criminales muertos que prometió para los primeros seis meses de su mandato.
Comparte esta noticia