El candidato del oficialismo ha propuesto diversificar la economía chilena y dejar el modelo que solo exporta materias primas.
El periodista Alejandro Guillier es la esperanza del oficialismo chileno para seguir con el legado de la presidenta Michelle Bachelet, pese a que el candidato ha protagonizado una campaña electoral atípica, marcada por una relación fría y tirante con los partidos políticos que lo apoyan.
La candidatura presidencial de Guillier, de 64 años, es un reflejo de la división y el desorden que ha primado estos últimos meses en la Nueva Mayoría, la coalición de partidos de centroizquierda que aupó a Bachelet a su segundo mandato en las elecciones de 2013.
Recibe apoyo de los partidos Socialista
La campaña de este senador independiente tuvo un despegue lento y debió lidiar desde el comienzo con la amplia ventaja que todas las encuestas dan al candidato conservador, el expresidente Sebastián Piñera.
La candidatura del periodista y senador por Antofagasta cuenta con el respaldo de los partidos Socialista, Comunista, Radical Social Demócrata, Por la Democracia, Izquierda Cristiana y Movimiento al Socialismo.
El perfil de Guillier le sitúa en las antípodas de los candidatos que la centroizquierda chilena -durante muchos años llamada Concertación- ha tenido desde la recuperación de la democracia, en 1990.
No está vinculado con el poder político y económico
Es un personaje ajeno a los grupos de poder, no proviene de la élite dominante y no milita en ninguno de los partidos que lo proclamaron como candidato.
Tras una larga y prolífica trayectoria como periodista de radio y televisión, Guillier dio el salto a la política en 2013, cuando fue elegido senador por la región minera de Antofagasta.
Pese a su afinidad con el Partido Radical, se presentó a los comicios parlamentarios como independiente, una condición que ha mantenido durante su carrera a la Presidencia y que le ha acarreado críticas y más de un contratiempo.
"Yo soy un independiente y los partidos lo tienen que asumir. Si no, que busquen un militante", declaró en julio pasado ante los cuestionamientos internos.
Se desmarca de los partidos tradicionales
Consciente del rechazo ciudadano hacia los partidos tradicionales, la estrategia de Guillier buscaba mantener una distancia prudente con el 'establishment' y mostrarse como el representante de una nueva forma de hacer política.
Pero esto generó anticuerpos en algunos sectores de los partidos que lo apoyan, que no ven en Guillier a uno de los suyos, si bien admiten que es la opción más competitiva para retener el poder en manos de la izquierda. (EFE)
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