Por la noche, decenas de hombres y mujeres duermen en aceras, bancas e incluso en el pavimento ante las la ola de calor que golpea a esta ciudad en China.
La ola de calor que golpea Shanghái este verano llevó a algunos ciudadanos a dormir en los bancos y aceras de una conocida arteria comercial de la ciudad china, en busca de un poco de brisa, agotados por el asfixiante calor. Durante el día, una gran multitud de turistas y paseantes frecuentan la calle de Nankin, una larga avenida llena de grandes almacenes y cuya fama remonta a la Concesión Francesa.
Pero cuando cae la noche, después del cierre de los comercios, los vecinos llegan huyendo del sofocante calor y de sus pequeñas viviendas, y se instalan en los bancos o incluso en las aceras. Desde hace varias semanas, una larga e inusual ola de calor golpea Shanghái, con los termómetros superando los 35º C el jueves, por 16º día este verano.
Los apartamentos de los edificios residenciales del centro de la ciudad, de construcción antigua, no suelen estar equipados con aire acondicionado. Y aunque lo estén, muchos habitantes con sueldos limitados intentan no utilizarlo permanentemente para evitar que se dispare la factura de la electricidad. Hacia las 4h de la madrugada del jueves, al menos un centenar de personas -entre ellas mujeres y niños, pero sobre todo hombres con el torso descubierto- dormían al borde de la calle Nankin.
Camas de asfalto
Una brisa nocturna llegada del cercano río Huangpu refrescaba ligeramente el ambiente, aliviando a los durmientes tumbados sobre mantas o periódicos. Algunos habían instalado un campamento provisional en la plaza del Pueblo, donde se encuentra el principal parque de la ciudad, o roncaban acurrucados delante de los escaparates de las tiendas de lujo.
Para algunos, la "cama" era poco más que un pedazo de acera, donde dormían directamente en contacto con el suelo, sin camisa y descalzos, una botella de agua y un panecillo chino a su lado. Estas últimas semanas, los habitantes de Shanghái corrieron hacia las estaciones de metro, los centros comerciales, las bibliotecas, y otros lugares públicos climatizados para escapar del agobiante aumento de las temperaturas.
El fabricante de muebles IKEA es igualmente un destino predilecto, donde se puede ver a los visitantes agotados echarse una siesta en las camas y sofás de la tienda con aire acondicionado. El verano pasado, Shanghái experimentó un récord de temperaturas, alcanzando los 40,9º C, y ocho de las doce temperaturas más fuertes experimentadas en la ciudad durante el siglo pasado fueron registradas durante los últimos cinco años, según la oficina meteorológica municipal.
AFP
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