Jeff Bezos anunció esta semana su divorcio de su esposa, MacKenzie Bezos, con quien se casó hace 25 años. Su fortuna está estimada en 136 mil millones de dólares.
El anuncio del divorcio de Jeff Bezos plantea muchas dudas sobre las modalidades de división de su fortuna, estimada en 136.000 millones de dólares, y las posibles implicaciones para Amazon, de la que él es el primer accionista. Ella lo conoció antes de eso, en 1992, cuando era un brillante financiero y aún no, como ocurrió después, un empresario que transformó las vidas de cientos de millones de personas.
MacKenzie Tuttle, su nombre de soltera, ha vivido con Jeff Bezos desde el primer viaje exploratorio a Seattle en 1994 hasta la concreción del imperio del comercio en línea, pasando desde luego por los inicios de Amazon en el garaje de casa. Desde el miércoles, ella es virtualmente la mujer más rica del mundo, luego del anuncio de separación de la pareja después de 25 años de matrimonio, el nacimiento de tres hijos y la adopción de un cuarto.
Según el sitio de información de celebridades TMZ, Jeff y MacKenzie no tenían un contrato de matrimonio. La unión se declaró en Florida, en septiembre de 1993, según los documentos consultados por la AFP, pero es el último lugar de residencia el que cuenta en caso de divorcio en Estados Unidos.
Los Bezos tienen residencias en Seattle y Washington, Texas y Beverly Hills (California), pero, a juicio del abogado Randall Kessler, del despacho Kessler & Solomiany en Atlanta, el lugar donde se realice el trámite importa poco porque de todos modos es de prever que las negociaciones serán arduas. "En algunos estados rige el sistema de comunidad de bienes, en otros el principio de división equitativa, lo que significa una repartición proporcional, pero incluso en esos, generalmente se llega a 50-50", explica.
“Proteger al grupo" -
Aunque controla alrededor de 16% del capital de Amazon, del que una vez fue un accionista mayoritario, la fortuna de Jeff Bezos está constituida esencialmente por las acciones de la compañía que fundó y que aún hoy lidera. Tomando el valor de la acción al mediodía de este jueves, su participación representa 130.000 de los 136.000 millones de dólares de su patrimonio.
Una separación de bienes en el contexto de un divorcio, por lo tanto, necesariamente resultaría en una división de la cartera de valores, dejando a Jeff Bezos en torno al 8% del capital. Esta perspectiva no pareció preocupar a los mercados, donde la acción, que se cotiza en el Nasdaq de Nueva York, ganó unos pocos dólares el miércoles para perderlos el jueves.
El inversionista Doug Kass, sin embargo, contó que había vendido sus acciones después del anuncio del divorcio. El comunicado anunciando la separación publicado el miércoles mostró un tono claramente tranquilo, asegurando que Jeff y MacKenzie seguirían siendo "amigos queridos". Por medio de un fideicomiso u otro acuerdo legal, los excónyuges podrían, en caso de un acuerdo, combinar sus dos participaciones para mantener el mismo peso en el accionariado de Amazon.
Otra posibilidad es una transferencia de derechos de voto, esenciales para controlar una empresa, por parte de MacKenzie, que heredaría de todas formas la mitad de las acciones, dice Margaret Ryznar, profesora de derecho en la Universidad IUPUI. "Los derechos de voto pueden no ser tan importantes porque Jeff Bezos ya es un accionista minoritario", dijo Margaret Ryznar. "La mayor parte de su influencia en Amazon proviene de su condición de fundador y CEO".
El factor de la infidelidad
A todo esto resta, claro, la posibilidad de un divorcio conflictivo, que oscurecería el panorama para Amazon, tanto en términos de propiedad compartida como de relaciones públicas.
El semanario National Enquirer informó el jueves sobre una relación entre Bezos y la esposa de uno de los agentes más poderosos de Hollywood, Patrick Whitesell. Esta relación, que habría comenzado ocho meses atrás, habría hundido el matrimonio de Bezos, según el tabloide sensacionalista controlado por David Pecker, ex gran amigo de Donald Trump que recientemente aceptó colaborar con la justicia dispuesto a comprometer al presidente de Estados Unidos.
"Los clientes vienen a verme todo el tiempo diciendo que todo será amigable. Nosotros somos razonables, estamos de acuerdo en que debe ser equitativo", dice Randall Kessler. "El problema es que las personas no siempre están de acuerdo con lo que es razonable o equitativo". "Si están de acuerdo en todo, será fácil; si no están de acuerdo, ahí es donde los abogados ganarán dinero".
AFP
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