Documentos secretos desclasificados revelan que, desesperados por obtener información sobre posibles ataques tras el 11 de septiembre, investigadores de la agencia de inteligencia de EE.UU. apostaron por fabricar una sustancia que impida decir mentiras.
Interrogadores de la CIA buscaron un suero de la verdad para usar con los prisioneros de Al Qaeda, además de torturas con agua y otras técnicas de castigos físicos, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York, según documentos hasta la fecha secretos publicados esta semana,
Desesperados por obtener información sobre posibles ataques en el futuro por parte de Abu Zubaydah, quien se cree que ayudó a planear los ataques del 11 de septiembre del 2001 en las Torres Gemelas, los investigadores buscaron en los experimentos de la agencia de la década de 1950 con drogas que alteran la mente como el LSD y también en las pruebas rusas con presuntos sueros de la verdad en los años 1980.
Doctores de la CIA evaluaron usar barbitúricos, como el sodio amital y los psicotomiméticos, que generan síntomas de psicosis. Los facultativos estuvieron interesados en una droga llamada Versed, o midazolam, un sedante que puede causar pérdida de memoria mientras dura su efecto.
Los funcionarios de la Oficina de Servicios Médicos de la CIA consideraron esta idea por la frustración generada por "la notable resistencia" que mostró Abu Zubaydah a pesar de haber sido sometido a tratamientos despiadados, como situaciones de estrés y de falta de sueño. "La intensidad y la duración de los interrogatorios de AZ (Abu Zubaydah) fueron una sorpresa para la Oficina de Servicios Médicos y motivaron un estudio más profundo de la alternativa aparentemente más benigna de las entrevistas con drogas", reveló el informe.
Sin embargo, la CIA no encontró evidencias históricas de que las drogas pudieran inducir a una persona a revelar información. "Parece probable que cualquier individuo que pueda soportar un interrogatorio intensivo pueda resistir la narcosis", dijo el informe. Aun así, los interrogadores consideraron que las drogas podían engañar a un prisionero para que pensara que lo había hecho.
AFP
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