El magnate puso a los latinos y a los musulmanes como amenazas de Estados Unidos. Quienes votaron por él podrían sentirse ahora empoderados para actuar acorde a lo que les prometió.
Luego de una intensa y agresiva campaña electoral, Donald Trump, en contra de lo que pronosticaban todas las encuestas, se convirtió este martes en el presidente electo de Estados Unidos. El magnate, que asumirá el próximo 20 de enero sus funciones, obtuvo 279 votos electorales frente a 228 que logró Hillary Clinton.
Sus conductas políticamente incorrectas y su discurso agresivo contra determinados grupos étnicos, no mermaron su popularidad. Tampoco lo hicieron las denuncias de evasión de impuestos ni las acusaciones de acoso sexual a mujeres. Trump fue implacable. Presentarse a si mismo como el candidato antisistema fue una de las claves de su éxito.
La victoria del magnate ha causado preocupación fuera de las fronteras de Estados Unidos. Este medio ya consultó con especialistas para conocer las posibles consecuencias de su elección en Latinoamérica o las razones detrás de su victoria. Pero un tema que no se ha abordado aún es el impacto social que podría tener la victoria de Trump en EE.UU.
En su campaña Trump apeló a los sentimientos más segregacionistas del estadounidense blanco clasemediero. Manipuló realidades para hacer creer Estados Unidos afronta una crisis económica grave, planteó problemas como un crecimiento de la delincuencia y puso a los latinos ilegales y a los musulmanes como potenciales amenazas de los estadounidenses. Luego se ofreció como una solución y, con un discurso belicoso contra los inmigrantes y las clases políticas tradicionales, logró cautivar al ciudadano estadounidense inconforme.
Por ejemplo, Trump fue capaz de poner en agenda el tema de los refugiados musulmanes en Estados Unidos, pese a que esto no representa un problema real. "Él no decía que todos los musulmanes eran terroristas, sino que no era conveniente permitirles la entrada porque se podían infiltrar radicales, lo cual es cierto, porque en los atentados de París y Bruselas hubo algunos que llegaron como refugiados. Sin embargo, el número de refugiados en EE.UU. no es tan grande como en Europa. Trasladar ese tema al país es algo que Trump hizo con mucha habilidad", explica el internacionalista Ariel Segal.
Eso nos lleva a pensar si aquellos que votaron por Trump podrían ahora sentirse empoderados para actuar acorde a lo que su candidato les ofreció. "Eso preocupa y va a dar probablemente cabida a conductas completamente agresivas, antiinmigrantes, antiextranjeras, algunas de ellas incluso de carácter completamente ilegal y criminal. Ojalá no ocurra, pero es previsible después de un discurso tan incendiario. Es posible que esos sectores que votaron por Trump ahora se sientan legitimados para actuar así y dar cabida a sus odios y resentimientos", dice el internacionalista Óscar Chiappa.
"Hubo un discurso de odio que poco a poco fue ganando terreno. Un sector iba a comprar ese discurso porque odia, pero hay un sector que se ha ido nutriendo de ese discurso de odio y ahora lo tienen. Quizá tenían un odio soterrado, pero ahora abiertamente lo pueden manifestar. Mi preocupación es que como presidente, Trump mantenga su discurso agresivo y haga que el pueblo americano sea muy tolerante a un comportamiento sumamente agresivo desde el poder de Trump tanto para temas domésticos como para temas internacionales", dice Segal.
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