Un sector de los residentes de París han expresado su rechazo a los urinarios por considerarlos poco estéticos y "exhibicionistas". Estos urinarios "ecológicos" están llenos con paja para minimizar los olores.
Unas peculiares estructuras rojas de cemento proliferan desde hace unas semanas en las calles de París. Las autoridades están experimentando un sistema de urinarios "ecológicos" que divierten a los turistas, pero provocan molestias entre los residentes que lo consideran poco estéticos y hasta "exhibicionistas".
En una ciudad en la que no es raro ver a hombres orinando en las calles, algunos han acogido la llegada de los "uritrottoirs" (urinarios en las veredas) como una idea que podría ayudar a liberar a la capital francesa de sus olores desagradables.
Pero otros residentes se han quejado de que estas estructuras rojas, similares a un basurero alto, dañan la estética en las pintorescas calles de París. Otros en cambio estiman que hay algo extraño en alentar a los hombres a orinar en la calle, incluso si es en un urinario.
"Es un poco extraño (...) pero si necesitas ir, es mejor que orinar en la calle", estima Jonathan, un turista de Nueva York. "Orinar al aire libre, puede ser incómodo para algunas personas", agrega mientras pasan por el Sena barcas con docenas de turistas.
Cubierto de plantas, estos urinarios "ecológicos" están llenos con paja para minimizar los olores. La alcaldía recoge la paja para crear con ella fertilizantes.
La instalación de la discordia
Tres urinarios fueron instalados discretamente en varios puntos de la capital bajo un plan piloto hace unos meses. Pero la instalación reciente de un urinario en la prestigiosa Ile Saint-Louis, cerca de la Catedral de Notre Dame, está causando revuelo entre los residentes.
La alcaldía de París se defiende afirmando que los urinarios son instalados "a petición de los residentes". Además, recuerdan que por el momento están aún en fase de experimentación.
Según fuentes de Efe, la instalación cerca de Ile Saint-Louis fue reclamada por los habitantes de la zona. Ellos se quejaban de que algunos parisinos y turistas que iban a los muelles orinaban en sus puertas.
"Desearon formar parte del experimento, pero algunos han dicho que es vulgar. Sin embargo, no hay sitio perfecto", se justificaron las fuentes. Las quejan llegan de personas como Sarah Sahali, trabajadora en el bar cercano Le Pelican.
"Es cierto que puede molestarme ver a alguien hacer sus necesidades en público. Aunque todo el mundo pueda necesitarlo, hay baños públicos cubiertos en el espacio turístico parisino", dijo a Efe.
(EFE y AFP)
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