El miedo al coronavirus mantiene las salas cerradas "sine die" y, para evitar su quiebra, desde el sector proponen el cine al aire libre o desde el coche de cara al verano.
Una de las últimas cosas que Italia hará será ir al cine. El miedo al coronavirus mantiene las salas cerradas y para evitar su quiebra, desde el sector proponen el cine al aire libre o desde el coche de cara al verano.
El país, con casi 200.000 contagios desde el inicio de la crisis y cerca de 27.000 muertos por coronavirus, empezará a reactivar su economía desde el próximo 4 de mayo y para junio ya tendrá abiertos sus museos, bibliotecas, bares, peluquerías o restaurantes.
Sin embargo el Gobierno no indicó cuándo se podrá ir al cine o al teatro y los más optimistas creen que solo será posible para fines de año.
La pandemia ha interrumpido un buen momento para las salas. En 2019 las taquillas recaudaron 635 millones de euros y vendieron casi cien millones de entradas, un aumento del 14,35 % respecto a 2018, según la Asociación de la Industria Cinematográfica (ANICA).
IDEAS PARA ESQUIVAR EL VIRUS
Se teme que las salas acaben quebrando y ni siquiera logren reabrir después de haber tenido que echar el cierre durante meses y, por esa razón, en los últimos días han surgido algunas ideas.
Aunque para todo esto el Gobierno deberá poner fin al confinamiento de la población, la cual por ahora solo puede salir por razones médicas o de trabajo. Desde el 4 de mayo solo para hacer deporte o visitar a parientes.
El presidente de ANICA, Francesco Rutelli, ha propuesto fomentar el cine al aire libre, tan frecuente en ciudades como Roma durante el tórrido verano, pero también los autocines.
"Los cines y teatros abrirán en último lugar, por lo que debemos imaginar la posibilidad de proyectar películas al aire libre para ayudar a los dueños de salas, distribuidores de cintas y apoyar a un sector al que pertenecen miles de personas", dijo en un comunicado.
Rutelli ha explicado que se está trabajando en una propuesta que respete las disposiciones contra el contagio, como la distancia entre el público o la desinfección continua de esos lugares.
EL TEATRO EN SUSPENSO
El gran templo de la lírica, La Scala de Milán (norte), prevé que la recuperación tras la reapertura será "muy difícil", tal y como le ha trasladado su superintendente, Dominique Meyer, a sus empleados.
Se espera una reducción "fuerte" de los ingresos debido al cierre y por eso ya analiza un plan para que, una vez el Gobierno de luz verde a su reapertura, permitir que esta se produzca en la mayor seguridad posible para artistas, público y trabajadores.
Los teatros más importantes del país, desde el San Carlos de Nápoles (sur), el de Roma o La Fenice de Venecia ya auguran pérdidas millonarias y han realizado expedientes de regulación temporal de empleo entre su plantilla para hacer frente a esta situación.
EFE
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