El hombre que impulsó la "izquierda no revolucionaria" en la región se entregó a la justicia luego de ser condenado por corrupción. Sin embargo, es el favorito en las encuestas para las elecciones presidenciales.
Con sus ambiciosos programas sociales, su alcance internacional y su historia tan fuera de lo común, Lula se había convertido en el símbolo de la izquierda latinoamericana triunfadora. Su encarcelamiento es un golpe mortal a toda una generación de dirigentes en la región.
"Es ciertamente un shock ver que el hombre que impulsó más que nadie el surgimiento de la 'nueva izquierda' en América Latina, sea enviado a prisión", asegura William LeoGrande, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Washington, 20 años después del comienzo de la ola roja que conquistó 15 países de la región.
"Lula es el candidato de la izquierda reformista, no revolucionaria, más amigable con los mercados. Esa izquierda más moderada aparece golpeada, derrotada. Porque apostó por seguir el juego democrático y ahora da la impresión de que esas reglas terminaron por hacerle daño (...) El efecto es que la va a radicalizar un poco más", estima Patricio Navia, del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL).
El escándalo Odebrecht, el descalabro económico en Venezuela o la condena del expresidente Lula (2003-2010) son "episodios (que) refuerzan esa idea de que la izquierda latinoamericana terminó mal", dice Francisco Panizza, profesor de política latinoamericana en la London School of Economics.
"Con escándalos de corrupción, dirigentes en la cárcel o con crisis económica como en Brasil y en Venezuela. Es algo que le va a costar remontar" la izquierda en la región, estima Panizza.
¿Nuevo mártir?
Con su característica barba blanca, su carisma y su multitud de fervorosos seguidores, Luiz Inácio Lula da Silva podría continuar agitando la escena política nacional y regional, incluso tras las rejas.
"Claramente, para muchos movimientos de izquierda, lo que ha habido en el caso de Lula es una persecución política para sacarlo de la escena. El problema de ese argumento es que no llega fuera de los sectores de izquierda", destaca Panizza.
"Para algunos sigue siendo un héroe. Cuando Lula fue presidente la vida y las perspectivas de los pobres, de los más pobres -brasileños de color- era mejor de lo que nunca había sido, con más trabajos, salarios más altos, más programas sociales, desarrollo de la educación", detalla Peter Hakim, del grupo Diálogo Interamericano en Washington.
Como primer presidente brasileño proveniente de la clase obrera, Lula puso en marcha grandes programas sociales, aprovechando años de crecimiento, recuerda este experto.
El miércoles, la corte suprema le negó un habeas corpus que le habría permitido seguir en libertad hasta agotar todas las instancias judiciales, lo que podría haber durado meses, hipotecando seriamente sus posibilidades de volver a la presidencia, mientras aparece como favorito en las encuestas para las elecciones.
"Lo que logró la corte es convertir la elección de octubre un referéndum sobre Lula", dijo Navia, también profesor de la Universidad de Nueva York.
"Pienso que podría ganar la presidencia (si participa en la elección de octubre), pero no el rango y el respeto que una vez tuvo. Y no creo que hoy en día tenga mucho peso fuera de Brasil", valoró a su vez Hakim.
¿El fin de un ciclo?
Cuando se le pregunta si un encarcelamiento de Lula significaría el golpe mortal a la izquierda en la región, Hakim concluye sin dudarlo: "Eso pienso".
“La muerte de Fidel, el gigantesco fracaso de Chávez y Maduro, el caudillismo de Ortega, los finales tristes de los Kirchner y del PT han empujado a la izquierda a los niveles más bajos que recuerdo. Es difícil imaginar cualquier resurgimiento”, continúa.
Para este experto "podría haber otro ciclo, pero es difícil ver qué tiene para ofrecer la izquierda en estos días, a menos que se acerque a los mercados, la gestión económica y el gobierno democrático, como en Chile y en Uruguay, y de cierta forma en Brasil cuando Lula".
Sin embargo, Navia lo relativiza: "No es el fin de la izquierda, pero el fin de una izquierda, la que combatió la dictadura" y la que aprovechó "el boom de los años de gloria" de exportaciones de materias primas en América Latina, en torno a los años 2000.
"Mientras las sociedades de América Latina estén marcadas por la pobreza, desigualdad y exclusión social, siempre habrá desafío al status quo de parte de la izquierda", estima LeoGrande.
AFP
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