Los hermanitos de seis y ocho años habían sido secuestrados por su padre hace cuatro años. Las menores lucían desaliñados, malolientes y descalzos cuando fueron ubicados por las autoridades.
Un infierno de cuatro paredes los albergó durante cuatro años. Dos hermanitos chilenos de apenas seis y ocho años que habían sido reportados como desaparecidos por la madre fueron rescatados de una vivienda abandonada carente de servicios básicos, e infestado de drogadictos.
Las autoridades chilenas no podían salir de la estupefacción al encontrarse cara a cara con los pequeños que lucían desaliñados, malolientes, descalzos y con solo un pantalón puesto. No habían comido en 24 horas y a su alrededor habían cúmulos de basura y heces. Por las noches se abrigaban con una manta y dormían junto a perros callejeros.
Su padre, Cristian Andrés Zurita, de 41 años, un ermitaño desgarbado, canoso y delgado, los tenía viviendo bajo esas condiciones precarias en una casa de la comuna de Maipu en la capital chilena. Los pequeños nunca habían pisado un colegio, ellos pedían dinero en las calles de la ciudad de Santiago junto a su padre para sobrevivir.
“De peleas personales que tuvo con su pareja, él (Zurita) se separa y se lleva a los niños con un paradero desconocido donde la madre no logro ubicarlos, él se dio a la fuga, estaba en situación de calle, los niños no tenían carné de identidad y no estaban en régimen de escolar”, dijo a los medios de comunicación, Claudia Domínguez, funcionaria de El Grupo de Ubicación de Personas de la Brigada de Delitos Sexuales y de Menores (Brisexme).
Zurita tenía una denuncia por secuestro y contaba con una orden de detención desde el 2016 por robo. La Policía de Investigación de Chile lo detuvo el último martes, pero luego fue puesto en libertad al no acreditarse el delito de secuestro por ser padre de los menores y no hallar pruebas en el primer ilícito.
Las autoridades chilenas dispusieron que los hermanitos queden bajo el cuidado de su abuela materna.
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