A dos días de la muerte del líder cubano, la isla del bullicio y el baile está en calma. Miles de cubanos se preparan para asistir a las ceremonias de despedida que se iniciarán el lunes.
Una inusual tranquilidad reina en La Habana, donde el habitual bullicio y ajetreo de sus calles ha mutado en una apagada calma en el segundo día de luto nacional, mientras los cubanos empiezan a digerir la muerte de Fidel Castro, el líder que definió la identidad de la isla en los últimos 50 años y se erigió en uno de los símbolos mundiales del siglo XX,
Este domingo la isla del bullicio y el baile estaba en silencio. En las calles la gente caminaba cabizbaja, mientras muchos restaurantes cerraron por la prohibición de venta de licor. Además, el gobierno suspendió los espectáculos, incluidos los partidos de béisbol, una de las pasiones del Comandante.
Reacciones en la calle. "Es una noticia muy triste y todos la sentimos. En independencia de las ideas, era un hombre admirable, respetable y querido por su pueblo, o al menos por la mayoría", dice Leonel, un cubano de 43 años, quien también cree que la muerte del líder de la revolución no va a provocar grandes cambios en Cuba. "Su legado perdurará, como lo ha continuado Raúl todos estos años y como continuó tras la caída del campo socialista (la extinta Unión Soviética)",
A pesar de que una enfermedad le apartó del poder en 2006 y con los 90 años ya cumplidos en agosto, su fallecimiento, a las 10.29 horas del 25 de noviembre de 2016, cogió por sorpresa a muchos cubanos, acostumbrados a incesantes rumores sobre su muerte que nunca eran verdad.
"Fue una noticia impactante. Sabíamos que ese momento iba a llegar pero no pensamos que fuera tan repentino. Nos acostumbramos a tenerlo cerca", contaba Daniela, una estudiante de enfermería cerca de una bandera gigante a media asta que ondeaba frente al Hotel Nacional de La Habana. Su compañera, Amanda, estaba haciendo prácticas esa noche en el hospital cuando su madre la llamó para darle la noticia de la muerte del comandante en jefe de la Revolución.
El rostro de Fidel. A las banderas a media asta de los edificios públicos como parte del duelo nacional decretado por nueve días, hoy se sumaban las enseñas de la isla que muchos cubanos han desempolvado de los cajones para colgar en sus ventanas y balcones.
También han empezado a brotar por la capital cubana afiches e imágenes de Fidel Castro, que pronto competirán en número con las de otros símbolos de la Revolución como Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos o las del prócer independentista José Martí, que forman parte de la decoración de la isla. Esas son las únicas muestras que en la calle recuerdan el duelo a Fidel en Cuba, que continúa su rutina en un domingo más apagado de lo habitual.
Duelo y homenajes. Cuba se preparaba este domingo para una semana de ceremonias y procesión por la despedida del líder de la Revolución.
Los funerales del Comandante se extenderán hasta el domingo próximo cuando sus cenizas sean enterradas en Santiago de Cuba, cuna de la rebelión que lo llevó al poder en 1959. El traslado de los restos de La Habana a Santiago, distante a unos 900 km, llevará cuatro días y apunta a convertirse en una movilización de millones de cubanos.
El primer homenaje fúnebre será el lunes en la emblemática Plaza de la Revolución de La Habana, cuyo acceso comenzó a ser controlado el sábado por la policía.
Lo de "mañana no va a ser grande, !va a ser grandísimo! Eso va quedar para la historia", comentó Manuel Obregón, un taxista de 43 años de La Habana. "La muerte de Fidel es una gran perdida y lo más importante (es) que murió cuando quiso, no cuando quisieron todos los contrarrevolucionarios", afirmó.
Sin provocaciones. Pese a que Fidel Castro jamás toleró a los disidentes, la diezmada oposición suspendió cualquier protesta. Por el contrario, en Miami, la comunidad de exiliados no para de celebrar la muerte del exmandatario de 90 años.
"Que lo velen en paz y tranquilidad, para que no tengan un argumento y digan que salimos a protestar o a hacer una provocación a las calles", dijo Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, la organización que desde 2003 protesta casi todos los domingos contra el gobierno socialista. En Santiago de Cuba, la disidencia también canceló sus actividades para evitar la represión, según el exprisionero José Daniel Ferrer.
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