En la presentación de sus últimos alegatos contra el juicio político que busca su destitución, la suspendida presidenta evocó lo que padeció durante la dictadura.
La suspendida presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, se emocionó al recordar las torturas de la que fue víctima en la época de la dictadura que gobernó su país entre 1964 y 1985. En su alegato final ante El Senado, en el juicio político que le puede costar el cargo, no pudo evitar que se le quebrara la voz y se le empañaran los ojos.
Las marcas de la tortura. Tras asegurar que respeta a los senadores que la juzgan y que no guardará rencor contra los que voten a favor de su destitución, recordó que ha sufrido las "marcas de la tortura" y que resistirá igual que en el pasado.
Se quiebra. "En la lucha contra la dictadura, recibí en mi cuerpo las marcas de la tortura". dijo al hablar de los años que pasó en prisión y la voz se le quebró. "Por eso, ante las acusaciones en mi contra en este proceso, no puedo dejar de sentir, en la boca, nuevamente, el gusto áspero y amargo de la injusticia (...) por eso resisto, al igual que en el pasado",
Dilma Rousseff, insistió este lunes ante el Senado en que si fuera destituida en el juicio político al que está sometida, se deberán convocar unas nuevas elecciones, para devolverle al país un "gobierno legítimo". También insistió en que si fuera desalojada del poder "se habrá presenciado una elección indirecta", en las que los 81 senadores "sustituyan a los 110 millones de votantes" que tiene Brasil.
El juicio político está en sus tramos finales y el Senado deberá tomar una decisión definitiva sobre la eventual destitución de la presidenta este mismo martes o a más tardar el miércoles, según las previsiones de la propia cámara legislativa.
Comparte esta noticia