Casi 40 años después de su asesinato, el sacerdote católico más venerado de El Salvador será canonizado este domingo por el papa Francisco en el Vaticano.
Monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador asesinado en 1980 mientras realizaba una misa, será declarado santo este domingo por el papa Francisco. Su vida se ha vuelto en un símbolo no solo para la comunidad religiosa salvadoreña sino también para millones de feligreses en América Latina.
Romero se constituye en el referente de lo que el papa Francisco llama "Iglesia de salida", que abandona la comodidad de los conventos y sale en busca de los pobres en sus comunidades.
Un asesinato anunciado
“Y en nombre de este sufrido pueblo cuyos lamentos suben cada día más, tumultuosos, les suplico, les ruego, les ordeno, en nombre de Dios ¡cese la represión!”, este fue su dramático llamado a los soldados a desobedecer órdenes de disparar contra el pueblo.
Fue un crimen anunciado y planificado desde hace tiempo. Era el 24 de marzo de 1980. Ese día, un francotirador desde un auto disparó directo al pecho del monseñor mientras realizaba una misa en la capilla del Hospital Divina Providencia.
El magnicidio polarizó aún más a los salvadoreños que luchaban por mejores condiciones de vida e hizo estallar la guerra civil, que duró 12 años (1980-1992) y cobró la vida de al menos 75,000 personas.
En 1993, una Comisión de la Verdad de la Naciones Unidas señaló como autor intelectual del crimen al mayor del ejército Roberto D'Aubuisson, ya fallecido, fundador de la entonces gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
Los asesinos nunca fueron llevados a la justicia y permanecen impunes.
Durante varios años denunció las atrocidades cometidas contra los campesinos. Eran tiempos de la Guerra Fría y los militares salvadoreños querían evitar por todos los medios el triunfo de una revolución comunista como en Cuba y Nicaragua.
"La voz de los sin voz"
Monseñor Romero se volvió “la voz de los sin voz”, de los desprotegidos, pero también, la dura conciencia de los verdugos: “Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre, debe prevalecer la ley de dios que dice: ‘no matar’".
Muchos lo acusaron de estar a favor de la guerrilla o de ser un marxista con sotana. Esto ha sido rechazado tajantemente por sus amigos y compañeros.
“Las prédicas de Monseñor Romero duraban a veces hasta tres horas y la gente las escuchaba todas. Tuvieron que suspender el futbol matutino de los domingos porque la gente no iba al estadio. Estaban escuchando la guardia, la policía, lo militares. Todos escuchaban a monseñor romero”, dijo monseñor Jesús Delgado, su exsecretario personal que recordó el impacto de sus discursos.
En el 2015 y casi 35 años después de su muerte, el papa Francisco lo declaró mártir. El Vaticano confirmó que había muerto por su fe, abriendo las puertas a su beatificación y canonización. La noticia causó y alegría en millones de salvadoreños para quienes siempre fue “San Romero de América”.
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