Luis Antonio da Silva Braga, considerado el "enemigo número 1 de Río de Janeiro", estaba prófugo desde 2018 y acumulaba al menos una docena de órdenes de prisión por actividades criminales.
El miliciano más buscado y líder del mayor grupo paramilitar del estado de Río de Janeiro, Luis Antonio da Silva Braga, conocido como ‘Zinho’, se entregó a la policía ayer, domingo, tras negociaciones con sus defensores, informaron las autoridades.
Definido como "enemigo número 1 de Río de Janeiro" por el gobierno del estado, ‘Zinho’ estaba prófugo desde 2018 y acumulaba al menos una docena de órdenes de prisión por actividades criminales, según un comunicado divulgado el domingo por la noche.
Zinho "se presentó" en la Superintendencia Regional de la Policía Federal (PF) en Río (sureste) y allí fue detenido para posteriormente ser "encaminado al sistema penitenciario del estado, donde permanecerá a disposición de la Justicia", indicó la fuerza en una nota.
El ministro de Justicia y Seguridad, Flávio Dino, celebró este lunes en una publicación en la red X, antes Twitter, "otro importante resultado del trabajo serio y planeado que es ejecutado en Río de Janeiro y otros estados en el combate a las facciones criminales".
Destacan detención
El gobernador de Río, Claudio Castro, destacó la "victoria" enmarcada en el plan de seguridad que busca desarticular a los grupos criminales con prisiones y asfixia financiera.
Las milicias fueron formadas hace unas cuatro décadas por expolicías, militares retirados, bomberos y guardias de prisiones, entre otros, oficiando como grupos de autodefensa comunitarios frente al azote de las bandas narcotraficantes.
Aunque inicialmente fueron bien vistas por los habitantes, pronto comenzaron a practicar la extorsión, cobrando "protección" a empresas y comercios, además de controlar la prestación de algunos servicios básicos a los pobladores de las favelas. En los últimos años incursionaron en el tráfico de drogas, de armas y lavado de dinero, entre otros delitos.
En octubre pasado, la actividad de estos grupos en Río se volvió una cuestión de seguridad nacional tras un ataque por parte de milicianos que dejó 35 autobuses y un tren en llamas, en respuesta a una operación policial en la que murió uno de sus jefes. (AFP)
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