Ese día, los cuatro de Liverpool se subieron a la azotea del número 3 de Savile Row en Londres, sede de Apple Corps, y tocaron ´Let it be´, entre otras canciones.
El policía número 503 de la comisaría de Westminster de Londres pasó a la historia por ser el agente que subió a la azotea donde Los Beatles tocaban la canción "Get back" y les obligó a parar su última actuación en directo. Desde aquel 30 de enero de 1969, miles de bandas tratan de imitarles.
Ese día, los cuatro de Liverpool se subieron a la azotea del número 3 de Savile Row en Londres, sede de Apple Corps, y, durante 42 minutos, tocaron -y grabaron para el documental "Let it be"- varias canciones, entre ellas su memorable "Get back", un poderoso "I"ve got a feeling", y hasta una breve versión del himno británico.
"Fue estupendo porque era al aire libre, algo poco habitual para nosotros", declaró Paul McCartney en el libro "Antología", no sin lamentar que alguien desconectara el equipo de sonido cuando fue requerida la suspensión del improvisado concierto por la policía.
"Algún vecino llamó a la policía y cuando subieron yo estaba tocando -habla Ringo en el mismo libro- y pensé: ¡Ójala se me lleven a rastras!. Nos estaban filmando y habría quedado genial que los polis se hubieran cargado la batería a patadas. Naturalmente, no lo hicieron".
Sin duda, contaríamos otra historia si los Beatles hubieran sido arrestados. Pero no es fácil detener a la gente con dinero y menos si tienen talento, como es el caso.
Otros que lo intentaron, casi veinte años más tarde, fueron los irlandeses U2 con el videoclip del tercer single de su álbum "The Joshua tree", la canción "Where the streets have no name".
Bono y sus chicos habían aprendido la lección de la azotea Beatle. Para empezar no invitaron a Yoko Ono, buscaron una temperatura primaveral -día soleado en Los Ángeles- y anunciaron la actuación en emisoras de moda.
Se trataba de montar el escándalo subidos en la cubierta de un edificio, para emitirlo en la MTV en plan "Jersey shore" de hace 25 años, pero sin subidas de tono.
Más de 1.000 personas acudieron a la convocatoria en el exterior del tejado del edificio Republic Liquor Store; como confesó el manager de la banda en 2007, Paul McGuinnes, se trataba de exagerar el enfrentamiento con la policía a la espera de la cancelación del concierto, hecho que no se produjo.
Bomberos, el helicóptero de tráfico, policía y todo tipo de agentes del orden se personaron en el lugar para salir en el vídeo y, de paso, gastar fondos del contribuyente.
Entretanto, Bono sacudía al viento su melena y el guitarrista The Edge golpeaba la guitarra bajo un sombrero de dudoso gusto. Eso sí, la canción sigue siendo excelente y la banda ganó con este clip en 1989 el premio Grammy a la mejor interpretación en un vídeo musical.
La plaga de subirse a una terraza para incordiar a los vecinos no amainó tras esta experiencia; es más, casi se ha convertido en un género en sí mismo.
De estilo clásico -imitación Beatle- se puede calificar la actuación de Red Hot Chili Peppers en julio de 2011, en una terraza de un edificio de la populosa Venice Beach de Los Angeles.
Allí interpretaron el primer sencillo de su último disco, "The adventures of rain dance Maggie", rodeados de centenares de personas a sus pies con teléfonos móviles en modo vídeo.
Del lado hispano y con este espíritu, hay que recordar el videoclip de "La Flaca" de Jarabe de Palo, o el memorable homenaje de la parroquia indie al disco "Let It Be" en la terraza del Círculo de Bellas Artes de Madrid hace ya casi tres años.
Después están las actuaciones impulsadas por canales de televisión y videoblogs. Tanto U2, en el edificio de la BBC de Londres en 2009, como Foo Figthers, en la cornisa de la sede de Radio City Hall de Nueva York en 1997 para la MTV, han usado terrazas y exteriores de edificios para promocionar sus trabajos musicales y ganar puntos de audiencia.
Quizá esta pasión por las alturas sea un mensaje de consuelo para tiempos difíciles. Ya en 1962, el grupo vocal de soul The Drifters alcanzó fama y popularidad con "Up on the Roof". La canción, compuesta por Carole King y su primer marido, Jerry Goffin, nos habla del horizonte, las estrellas y el aire fresco y dulce. Una llamada al optimismo frente al ruido y la realidad de la calle.
EFE
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