Paulina Blanco aseguró que Santos se encontraba en un albergue de Gijón para ayudar a que personas dejaran de vivir en las calles.
No era un indigente, sino un monje. Santos Blanco, el ex integrante de Locomía que falleció a los 46 años en el albergue Covadonga de Gijón (Asturias) dedicó sus últimos 13 años a ayudar a los demás, de acuerdo con declaraciones ofrecidas por su hermana Paulina.
"Mis padres eran muy religiosos y teníamos trato con los curas del barrio. Él empezó de monaguillo y siempre le había gustado ese mundo. Luego mi madre lo apuntó a una academia de baile y así fue como empezaron a llamarle de muchos sitios, acabando en Locomía", reveló su hermana a la agencia Efe.
Con Locomía actuó en el célebre Festival Viña del Mar, pero ese mismo año la primera encarnación de Locomía anunció su separación. Tras esa breve etapa Santos siguió bailando en Palma de Mallorca, hasta que su padre enfermó.
"Se cansó del mundo del espectáculo y la muerte de mi padre le tocó mucho. Sentía que tenía que ayudar a otras personas y fue entonces cuando tomó el camino espiritual", reveló la hermana de Blanco tras narrar su conversión en "monje" y su paso por varias congregaciones y asociaciones de ciudades como Santander o Palencia.
Durante los dos últimos meses fue un centro del madrileño barrio de Carabanchel, donde reside la propia Paulina Blanco, el lugar donde "hasta la semana pasada" Santos Blanco asistía a personas necesitadas, "ayudándoles a rehabilitarles, a vestirles o a darles de comer".
Paulina insiste en que el contacto con la familia era regular y que los hermanos del ex bailarín nunca habrían permitido que pasara necesidades. "Él tenía su sitio aquí en Madrid. De hecho, habíamos quedado a su vuelta de Gijón para comer", comentó.
No tenían evidencia de que Blanco, que no era muy amigo de las consultas de los médicos, tuviera dolencia alguna. Según el informe de la autopsia que se le practicó, la causa de su muerte a los 46 años de edad fue "natural", concretamente, un trombo pulmonar. EFE
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