Los comerciantes vendían los productos pirotécnicos argumentando que solo eran chispitas y otros de luces.
En un recorrido por las principales calles de la ciudad de Cajamarca se pudo constatar como es que la venta de productos pirotécnicos de todo tipo se daba a vista y paciencia de todos y sin temor a que causen algún tipo de accidente por la presencia de inciensos encendidos.
Lo que se encontró fueron avellanas grandes y pequeñas, abejas, cuetecillos, chispitas, tanques, bombas de colores, entre otros, que se vendían a todo cuanto postor se acercaba a comprar estos productos que en su mayoría no presentaban traducción en español para su uso adecuado.
Pese a que los comerciantes vendían los productos pirotécnicos bajo la fachada de venta de chispitas, se comprobó como es que junto con estos productos también se vendían otros peligrosos.
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