El crecimiento de la población, en la capital y a nivel nacional, demuestra la urgencia de planificar las ciudades de forma adecuada. Al debate sobre el aumento de viviendas de interés social se suma la necesidad de implementar planes de desarrollo urbano eficientes, afirman expertos consultados por RPP Data.
Hacia el 2030, Lima alcanzaría una población de más de 12 millones de personas, lo que significa que un tercio de los peruanos viviría en la capital, según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Para satisfacer la demanda habitacional de estos ciudadanos, se necesita una buena oferta de espacios para vivir y una planificación urbana que permita aumentar las viviendas en la ciudad.
Para satisfacer esta necesidad, el Estado impulsa las viviendas de interés social mediante bonos y créditos para las familias que no tienen los recursos suficientes para costear una propiedad. En los últimos años el desarrollo de lugares para vivir se ha concentrado en los distritos céntricos de la ciudad y no tanto en los que están más alejados, explica la arquitecta Patricia Días, vocera del Colegio de Arquitectos del Perú.
"Es evidente que hay una mayor demanda de los habitantes por vivir en zonas urbanas con mejores servicios, transporte, áreas de recreación, espacios públicos y servicios básicos adecuados. En Lima se está desarrollando principalmente en las zonas centrales, que están sufriendo cambios importantes y se ha descuidado mucho el tema de la periferia", explica.
Se prioriza el desarrollo de viviendas en algunos distritos
En los últimos meses, vecinos y municipalidades de algunos distritos de la capital comenzaron a reclamar por el aumento de nuevas viviendas que albergan a una mayor cantidad de personas a la que estaban acostumbrados. En el 2021, el entonces alcalde de Lima, Jorge Muñoz, emitió la ordenanza 2361 que regulaba la "ejecución de proyectos de habilitación urbana y edificación para vivienda de interés social" en todo Lima Metropolitana, excepto en los distritos de San Isidro, Miraflores, San Borja, Santiago de Surco y La Molina.
Esto quiere decir que en estos lugares no se puede -hasta la fecha- construir edificios de vivienda social, explica el arquitecto urbanista Aldo Facho Dede. "[En ese tiempo] la ordenanza convivió con los decretos supremos del Ministerio de Vivienda, que sí habilitaban la construcción de viviendas de interés social en todas las ciudades y distritos del país, pero ahora han quedado derogados o parcialmente anulados", explica.
En opinión del experto, esta norma "es ilegal además de irresponsable, pues incrementa bruscamente la edificabilidad en distritos como Jesús María o Lince sin un estudio previo y sin la ejecución de las obras necesarias para garantizar una vida digna a los vecinos". Además, agrega que restringe el desarrollo de la vivienda social sin sustento, lo cual está prohibido en la Ley de Desarrollo Urbano Sostenible.
Por su parte, la vocera del Colegio de Arquitectos del Perú, Patricia Días, señala que esta ordenanza no ha cambiado la demanda de ofertas de viviendas en las zonas mencionadas. "[Estos distritos] ya tienen una zonificación adecuada para la construcción de edificios de altura y sus normas permiten viviendas de menor tamaño, lo que hace más accesible la adquisición de un espacio [de interés social] para familias de recursos medios", sostiene.
Aumentar la población, pero asegurar los servicios básicos
Los expertos consultados para este informe coinciden en que tener edificios más altos o con más departamentos no es negativo para el desarrollo urbano. "Lima debe densificarse [aumentar la población en ciertos lugares], pero de manera ordenada, sobre todo en las principales avenidas, donde hay transporte público, y en las zonas que tienen una adecuada cobertura de parques, colegios y otros equipamientos. Esas zonas son justamente los distritos de la “Lima top” y la “Lima moderna”. Pero debe hacerse de manera planificada. Eso no se está haciendo", detalla Facho Dede.
En otros países, como Francia, es obligatorio que los edificios tengan hasta 25% de vivienda social, y si los desarrolladores inmobiliarios no desean tener ese espacio, deben pagar una compensación a la municipalidad que luego es usada para construir vivienda social en otras zonas, explica Luis Rodríguez, doctor en arquitectura y planeamiento y docente de la PUCP.
"Tenemos que tener ciudades mixtas en donde haya comercio, vivienda y gente de todos los sectores socioeconómicos. No podemos tener una ciudad donde los más pobres vivan lo más lejos posible, donde no hay agua, colegios o electricidad y otros sitios que se parecen a ciudades desarrolladas como Paris", explica.
El arquitecto Rodríguez agrega que el argumento de que el tipo de suelo no está preparado para ciertas alturas no es tan válido, porque se sabe cuáles son las zonas sísmicas donde el suelo no puede soportar demasiada carga. El problema de construir edificios altos radica en el abastecimiento de agua, de energía eléctrica o la cantidad de estacionamientos y vehículos que transitan por el lugar.
"[Se debe garantizar] la cantidad de parques para que los niños, los adultos mayores y todas las personas podamos salir. Si yo aumento la cantidad de gente que vive en un lugar, tengo que aumentar la cantidad de hospitales, de colegios o de parques", añade.
Urgencia de implementar los Planes de Desarrollo Urbano
Todas las ciudades necesitan un proceso planificado y ordenado de crecimiento y eso es responsabilidad exclusiva de las municipalidades provinciales, indica la arquitecta Patricia Díaz. "En el caso de la capital, el último plan urbano que se tenía era de 1992. Recién en el 2021 se aprobó el Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima 2021- 2040, que aún está en proceso de compatibilización", comenta.
Este documento es un instrumento de gestión que busca orientar el desarrollo urbano de la provincia de Lima y funciona como una hoja de ruta en materia de planificación. Sin embargo, como país estamos muy retrasados en su implementación y, con mayor gravedad, en Lima, agrega Facho Dede.
"Hace más de 30 años que no se actualiza la zonificación de manera integral y a nivel metropolitano. A inicios de este siglo se hicieron reajustes por distritos y luego hemos seguido haciendo cambios de poco a poco. Esto ha hecho que la ciudad no se densifique de manera equilibrada, que no se promuevan las obras necesarias para poder sumar más vecinos, y que el Ministerio de Vivienda termine promoviendo reglamentos inadecuados", opina.
Lo necesario para que los planes se logren implementar de forma eficiente es la conexión que puedan tener con los ciudadanos, considera el arquitecto Luis Rodríguez. "Si yo convoco y trato de tomar las decisiones junto con la ciudadanía, y entiendo el plan como un proceso de toma de decisiones y no solo como un documento técnico, las personas van a entender que el plan es importante. Así, van a intervenir con sus propuestas y perspectivas y lo harán cumplir. Si no se hace eso, la planificación no va a funcionar en el país", sostiene.
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