Las medidas son tan extremas que hasta la comida del suboficial Víctor Ariza Mendoza es probada antes por temor a que alguien lo envenene.
En una celda de 2.5 metros de ancho y 4 metros de largo del penal de Piedras Gordas, el espía peruano Víctor Ariza Mendoza pasas sus días bajo estrictas medidas de seguridad ante el temor de que sea asesinado.
Por la gigantesca condena nacional que carga sobre sus espaldas, Ariza es vigilado hasta los "dientes", según reveló el programa "Cuarto Poder".
El presidente del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Jorge León Ballén, señaló que Ariza ocupa una celda de un pabellón y un agente de seguridad lo vigila las 24 horas del día y electrónicamente lo monitorean varias cámaras desde un centro de control.
Sin embargo, al estilo del juego de la ruleta rusa, León Ballén subrayó que la comida del suboficial es probada por las tres únicas personas que tienen contacto con él para que nadie lo envenene.
"La comida es probada por estas tres personas que son rotativas, las únicas tres que se acercan a él. Prueban la comida y después esperamos o ellos esperan a ver si hay algún efecto, si no hay efecto se lo dan para que coma", refirió.
Asimismo, precisó que está aislado de cualquier objeto peligroso para evitar que se suicide.
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