Vladimir Cerrón pertenece a una estirpe de líderes totalitarios que ejercen el poder en nombre de una doctrina absoluta y una verdad que pretende su legitimidad de la marcha de la historia.
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Vladimir Cerrón pertenece a una estirpe de líderes totalitarios que ejercen el poder en nombre de una doctrina absoluta y una verdad que pretende su legitimidad de la marcha de la historia. Es un producto de la ideología prevaleciente en Cuba, país donde residió durante diez años y donde se formó como neurocirujano.
A diferencia de Venezuela y Nicaragua, cuyos dirigentes fueron inicialmente elegidos, la dictadura cubana es fruto de una revolución armada hecha en nombre de valores liberales para derrocar la dictadura de Fulgencio Batista. Cerrón es el fundador y líder inamovible de Perú Libre, partido que ejerce una de las vicepresidencias del Congreso y cuyos votos suelen sumarse a los del fujimorismo y las bancadas más conservadoras. Cerrón comparte la misma suerte que una buena parte de los congresistas: tener que dar cuentas a la justicia.
Lo escandaloso de su caso es que ya ha sido condenado a tres años y medio de cárcel por un caso de colusión cuando era gobernador de la región de Junín. Pero, a diferencia de su modelo Fidel Castro, quien forjó su leyenda aceptando la sentencia, Cerrón se ha dado a la fuga siguiendo el ejemplo penoso de una larga serie de políticos y funcionarios corruptos. Y pocas horas antes de una nueva decisión de la justicia contra él, ayer, disertaba vía Twitter sobre la situación de nuestro país.
Cerrón escogió a Dina Boluarte para figurar en la plancha presidencial junto a sí mismo y a Pedro Castillo, pero hoy fulmina contra ella: “Dina Boluarte terminó por consolidar mucho más el sistema neoliberal, cuya coronación viene a ser el indulto a Alberto Fujimori”. Es cierto que la corrupción se halla presente en la mayor parte de los partidos representados en el Congreso. Pero Cerrón deshonra la idea misma de la política y la eventual buena voluntad de los miembros de su partido.
El justiciable no puede ponerse por encima de la Justicia. Y si es condenado, resulta vergonzoso que siga disertando sobre el paraíso que nos quiere ofrecer. La justicia debe prevalecer siempre, incluyendo los allanamientos en curso en casa del exministro aprista Hernán Garrido Leca y otros.
Las cosas como son
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