Got fue el único superviviente de los tres clones bravos y se necesitó 28.000 euros y tres años de trabajo.
El primer toro bravo clonado nació el pasado 18 de mayo en una explotación ganadera de Melgar de Yuso, en la provincia de Palencia, en medio de un gran revuelo y mucha expectación.
Nueve meses después nadie habla ya de este experimento, un gran logro de la ciencia en el que mucho tuvieron que ver Vicente Torrent, director de la Fundación Valenciana de Investigación Veterinaria, Rita Cervera, investigadora del Centro Príncipe Felipe de Valencia y Javier Azpeleta, dueño de la explotación ganadera en la que Got vio la luz, informa elmundo.es.
En este tiempo Got se ha convertido en todo un jovencito y en el único superviviente de un experimento que necesitó 28.000 euros y tres años de trabajo.
"Está sano y en forma y aguanta todo lo que le echen", bromea Vicente Torrent al comprobar que el duro invierno palentino no ha hecho mella en el primer toro bravo clonado, hijo de Vasito, un toro de lidia de la ganadería de Alfonso Guardiola, y de Leonis, una vaca lechera muy palentina.
Ya pesa 140 kilos y aunque sus cuernos no miden mas de 10 centímetros, "le sale la raza", ha afirmado Torrent que tiene previsto trasladarlo en marzo a la que será su casa definitiva, la finca "El Toruño", en Sevilla, propiedad del ganadero Alfonso Guardiola.
"Su desarrollo ha sido absolutamente normal", ha asegurado Torrent.
Además Got "es el toro mejor cuidado del mundo" según el presidente de la Fundación, ya que se le hace un seguimiento diario por parte de un equipo de logística y veterinario.
En todo este tiempo, Got se ha criado entre vacas frisonas y flashes fotográficos y su vida se ha desarrollado tranquila en el corral que Javier Azpeleta le preparó para lo que iba a ser una estancia "provisional", que a su juicio "se está alargando más de la cuenta".
Según el ganadero que se encarga de su manutención y cuidado, Got "es uno mas", pero considera que no tiene sentido mantenerlo mas tiempo entre novillas y vacas lecheras porque "parece cada vez menos bravo", apunta Azpeleta.
"Come, coge peso y embiste", afirma el ganadero, convencido de que su bravura se ha suavizado con el cariño de tantos admiradores que le siguen visitando casi a diario en el pueblo palentino donde nació y que apenas suma 350 habitantes.
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