Katelyn McClure, junto a su novio, inventó una historia falsa sobre un veterano desamparado que generó una masiva campaña de donaciones en GoFundMe. El dinero recaudado fue gastado en lujos personales.
Katelyn McClure, una mujer de Nueva Jersey, ha sido sentenciada a tres años de prisión por su participación en un fraude masivo que recaudó más de U$D 400 mil a través de una campaña de GoFundMe. Junto a su entonces novio, Mark D’Amico, McClure inventó una conmovedora historia sobre un veterano de guerra indigente, Johnny Bobbitt Jr., quien supuestamente le dio sus últimos U$D 20 cuando su auto se quedó sin gasolina.
Esta historia falsa atrajo la atención de miles de personas, resultando en una impresionante cantidad de donaciones.
Mal usado
La campaña, llamada Paying It Forward (Devolviendo el Favor) fue un éxito inicial, recaudando fondos de unos 14 mil donantes en apenas un mes. Sin embargo, la realidad detrás de la historia era muy diferente.
Los fiscales del Condado Burlington revelaron que Katelyn McClure y Mark D’Amico gastaron todo el dinero recaudado en lujos personales, incluyendo una casa rodante, un BMW y viajes a casinos en Las Vegas y Nueva Jersey.
El fraude salió a la luz cuando Bobbitt, quien había sido incluido en el plan, demandó a la pareja por no entregarle el dinero prometido.
Destino final
Tras una investigación, se descubrió que para marzo de 2018, el dinero ya había sido completamente despilfarrado por Katelyn McClure y Mark D’Amico. Ambos fueron acusados y se declararon culpables. Mark D’Amico recibió una sentencia de cinco años en prisión estatal, mientras que McClure cumple una sentencia federal de un año además de la reciente condena estatal de tres años.
Ninguno de ellos podrá ocupar cargos públicos en el futuro, y ambos están obligados a reembolsar la totalidad de los fondos a GoFundMe.
Por su parte, Bobbitt recibió una sentencia de libertad condicional por su participación en el fraude. Este caso resalta los peligros y las posibles consecuencias legales de aprovecharse de la generosidad pública mediante plataformas de recaudación de fondos.
La historia, que inicialmente tocó el corazón de muchos, terminó siendo un recordatorio aleccionador de la importancia de la transparencia y la honestidad en las campañas de micromecenazgo.
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