El presidente Trump atacó nuevamente al presidente de la Fed, generando inestabilidad en los mercados y el desplome del dólar.
En un hecho que revive recuerdos de crisis monetarias del siglo pasado, el dólar estadounidense ha registrado su peor desempeño semestral desde 1973, cayendo más de un 10 % frente a una canasta de monedas extranjeras. La caída está vinculada directamente a los duros ataques del presidente Donald Trump al titular de la Reserva Federal, Jerome Powell, a quien acusó de "incompetencia monetaria" y de responder a intereses internacionales.
Los mercados financieros reaccionaron con alarma a las declaraciones de Trump, provocando una fuga de capitales hacia activos considerados más seguros como el oro y los bonos europeos. La falta de una estrategia clara de la Fed, sumada a la presión política desde la Casa Blanca, ha debilitado la confianza global en el dólar como moneda de referencia.
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Tensiones entre la Casa Blanca y la Fed desatan inseguridad cambiaria
La relación entre el presidente Trump y el presidente de la Fed ha sido particularmente tirante durante este semestre. Mientras Powell defiende la necesidad de mantener la independencia de la política monetaria, Trump insiste en recortes de tasas más agresivos para estimular la economía en el contexto electoral. Esta presión ha provocado fracturas institucionales que se reflejan directamente en la volatilidad cambiaria.
Según analistas del mercado, la percepción de una Reserva Federal débil o manipulada pone en jaque la reputación de EE.UU. como garante del sistema financiero global. "El dólar cae porque el mundo ya no está convencido de que la Fed actúe de forma autónoma", señaló una consultora de Wall Street.
Impacto sobre importaciones, turismo y poder adquisitivo de los hogares
El debilitamiento del dólar ya está teniendo efectos visibles en la economía cotidiana de los estadounidenses. Los productos importados han aumentado de precio, desde electrónicos hasta alimentos, afectando la inflación general y el poder adquisitivo de las familias. Asimismo, viajar al extranjero se ha vuelto más costoso, limitando las opciones de vacaciones en el verano.
Aunque algunos sectores como las exportaciones y el turismo receptivo podrían beneficiarse con un dólar más barato, la incertidumbre económica generalizada pesa más. Las autoridades económicas han evitado pronunciarse con firmeza, lo que deja la sensación de un sistema sin timón claro.