Más de 70.000 kilómetros por 36 países ha recorrido hasta ahora el español Fabián C. Barrio, que un año atrás partió de Madrid subido en una moto para dar la vuelta al mundo y cumplir un viejo anhelo.
Más de 70.000 kilómetros por 36 países ha recorrido hasta ahora el español Fabián C. Barrio, que un año atrás partió de Madrid subido en una moto para dar la vuelta al mundo y cumplir un viejo anhelo.
Desde la frontera de Chile y Perú, este aventurero de 38 años oriundo de Santiago de Compostela (noroeste de España) explicó hoy a Efe el giro radical que dio su vida el 22 de mayo del año pasado.
Ese día inició con "Fefa", su moto de 650 centímetros cúbicos, una odisea que le permitió romper la rutina de los últimos diez años pasados dirigiendo una empresa propia relacionada con internet.
"Llevaba bastante tiempo planteándome un cambio de vida, y un buen día me di cuenta de que realmente lo único que había que hacer era fijar una fecha", explica Barrio.
La idea le daba vueltas en la cabeza desde que hace unos trece años llegó a sus manos el poema "Instantes", falsamente atribuido a Jorge Luis Borges. "En el poema un viejo moribundo se lamentaba de no haber exprimido la vida lo suficiente. Pues bien, aquí estoy, exprimiendo la vida, para no arrepentirme más adelante", sentencia.
Desde el inicio de la travesía ha viajado siguiendo un recorrido diseñado para vivir permanentemente en verano.
Cruzó Europa hacia los Balcanes, subiendo a Rusia por Ucrania. Recorrió el sur del gigante caucásico y se adentró en Kazajistán.
Luego pasó a Kirguizistán en el corto periodo que permanece transitable el Paso de Torugart, fronterizo con China. Vino después Pakistán, India, Nepal y todo el sudeste asiático.
Tras un breve paso por Australia se subió a un avión con "Fefa" y llegó a Argentina, su primera parada en tierras latinoamericanas.
Conoció la Patagonia antes de encaramarse por la caprichosa geografía chilena hacia el desierto de Atacama, donde cruzará a Perú para seguir por la costa del Pacífico hasta Estados Unidos.
Bajará de nuevo hasta Argentina, esta vez pegado al Atlántico, y fletará la moto a África para recorrer ese continente y Oriente antes de regresar a España por el verano de 2012.
Su primer año de andanzas no ha estado exento de situaciones peligrosas o experiencias poco recomendables, aunque Barrio ha conseguido salir airoso de todas ellas.
Recuerda como en Pakistán pagó "una pequeña fortuna" a unos porteadores para que lo ayudaran a pasar la moto por un río desbordado que se había llevado por delante un puente; todo se complicó con la irrupción de unos "invitados" inesperados.
"Aparecieron -cuenta- unos talibanes y reclamaron parte del salario. Surgieron palos, piedras, garrotes de hierro. Tuve que salir huyendo y luego curar a tres heridos con lo poco que tenía en el botiquín, que obviamente era mucho más de lo que tenían ellos".
Rememora también el día en que estuvo a punto de sufrir un accidente en la India, después de que un hombre desesperado se abalanzara sobre su moto en plena autopista.
"Surgió de los arbustos de la mediana un mendigo sin piernas que parecía un monstruo, dando saltos sobre las palmas de las manos. Se tiró a mi moto gritando como un loco, intentando que lo atropellara para cobrar una indemnización", recuerda.
La India es el país que más ha impactado a este intrépido aventurero. "No puedes quedar indiferente ante ese país", asegura.
En ciudades como Bombai, Nueva Delhi y Goa, Barrio observó con asombro "la extrema pobreza, la superpoblación, la falta endémica de higiene, la forma asombrosa de sentir indiferencia por la muerte".
"La India es un espectáculo terrorífico de degradación, de dolor, miseria, sepsis, injusticia", resume el viajero, quien se alejó de los circuitos turísticos para ver la cruda realidad de los indios.
"Es muy diferente -dice- conocer la India desde un autobús con aire acondicionado que te lleva del hotel al Taj Mahal, que tragarte el polvo de sus caminos y los olores nauseabundos de sus ciudades".
Los momentos difíciles han hecho mella en el aventurero, que en más de una ocasión sintió la tentación de mandarlo todo a la porra.
Pero siempre ha tenido el temple para seguir adelante. "En esos momentos echas la vista atrás -y, sobre todo, adelante-, y te das cuenta de que no son más que pensamientos pasajeros", explica.
En estos primeros 365 días también ha habido tiempo para situaciones curiosas. Barrio recuerda con especial simpatía su paso por Sumatra, Indonesia, donde se convirtió en el centro de atención.
"Tuve la sensación de ser Cristiano Ronaldo", asegura, mientras recuerda cómo coqueteaban con él las jóvenes indonesias.
Hasta ahora, los inhóspitos parajes, los talibanes y las superpobladas zonas del sureste asiático no han podido interrumpir la marcha de Barrio y "Fefa". Aguarda aún América y sus contrastes y la fascinante África para finalizar la aventura de su vida. EFE
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