En el Día Internacional del Beso, recordamos uno de sus poemas que habla sobre este romántico acto de juntar dos labios.
Este 13 de abril el mundo celebra el Día Internacional del Beso, una fecha con la que conmemora el beso más largo de la historia, protagonizado por dos tailandeses que estuvieron 58 horas y 35 minutos sin separar sus labios. Este romántico acto ha sido ampliamente abordado en la literatura, siendo la poeta chilena quien mejor lo resumió en uno de sus poemas.
Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayata, más conocida como Gabriela Mistral, fue galardonada con el Nobel de Literatura en 1945, siendo premiada no sólo por su gran aporte a la poesía internacional, sino también por su lucha en defensa de la protección de la infancia, la educación y su feminismo inigualable.
En el Día Internacional del Beso, recordamos uno de sus poemas que habla sobre este romántico acto de juntar dos labios, nos referimos a "Besos". "Hay besos que pronuncian por sí solos la sentencia de amor condenatoria. Hay besos que se dan con la mirada. Hay besos que se dan con la memoria", se lee al inicio del poema.
Besos
Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.
Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan sólo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.
Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.
Hay besos problemáticos que encierran
una clave que nadie ha descifrado,
hay besos que engendran la tragedia
cuantas rosas en broche han deshojado.
Hay besos perfumados, besos tibios
que palpitan en íntimos anhelos,
hay besos que en los labios dejan huellas
como un campo de sol entre dos hielos.
Hay besos que parecen azucenas
por sublimes, ingenuos y por puros,
hay besos traicioneros y cobardes,
hay besos maldecidos y perjuros.
Judas besa a Jesús y deja impresa
en su rostro de Dios, la felonía,
mientras la Magdalena con sus besos
fortifica piadosa su agonía.
Desde entonces en los besos palpita
el amor, la traición y los dolores,
en las bodas humanas se parecen
a la brisa que juega con las flores.
Hay besos que producen desvaríos
de amorosa pasión ardiente y loca,
tú los conoces bien son besos míos
inventados por mí, para tu boca.
Besos de llama que en rastro impreso
llevan los surcos de un amor vedado,
besos de tempestad, salvajes besos
que solo nuestros labios han probado.
¿Te acuerdas del primero...? Indefinible;
cubrió tu faz de cárdenos sonrojos
y en los espasmos de emoción terrible,
llenáronse de lágrimas tus ojos.
¿Te acuerdas que una tarde en loco exceso
te vi celoso imaginando agravios,
te suspendí en mis brazos... vibró un beso,
y qué viste después...? Sangre en mis labios.
Yo te enseñé a besar: los besos fríos
son de impasible corazón de roca,
yo te enseñé a besar con besos míos
inventados por mí, para tu boca.
En esta parte la poeta habla de los tipos de amor expresados a través del beso. Hay amores que no han llegado existir, amores que no se expresan, que no se cuentan, pero también hay amores que se expresan en silencio y sin palabras.
En el poema cuenta los tipos de besos que existen: los problemáticos, los perfumados, los que produces desvaríos y los que expresan una traición.
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