"Le pedimos al vecino que viniera con el loro y le dijimos a la señora que hablara con él para ver si era verdad que la insultaba", explicó Dongre al narrar el careo entre acusadora y acusado.
Un loro, Hariyal, ha tenido que declarar ante la Policía de Rajura, en el estado occidental indio de Maharastra, tras ser acusado por una mujer de insultarla a instancias de su hijastro, algo que no pudo probarse pero finalmente provocó que lo echaran de casa.
Un loro, una mujer, el hijastro de esta y un vecino comparecieron ante la Policía de Rajura en una insólita escena que comenzó a instancias de Janabai Sakharkar (la señora), de 75 años, que asegura que su hijastro enseñó palabrotas e insultos a Hariyal para que se los recitara cada vez que pasa junto a su ventana, dijo hoy a Efe el inspector P.S. Dongre.
Aunque la India es un país que siente especial cariño y otorga una particular protección a los animales, con monos que se cuelan en el Parlamento y vacas que caminan apacibles por las autopistas -en Maharastra matar a uno de estos bovinos puede conllevar una pena de cinco años de cárcel-, Hariyal no pudo rehuir a la autoridad.
Ni tan siquiera el hecho de que en la comisaría de Rajura supieran, según reconoció el inspector, que la señora y el hijastro, gran amigo del dueño de Hariyal, mantenían rencillas personales por problemas con una propiedad pudo evitar que el ave fuera llamado a testificar.
"Le pedimos al vecino que viniera con el loro y le dijimos a la señora que hablara con él para ver si era verdad que la insultaba", explicó Dongre al narrar el careo entre acusadora y acusado.
Después de 15 minutos increpándole, el silencio con que el loro capeó el temporal acabó desmontando la acusación de la demandante.
Ante la evidencia, Dongre le pidió al vecino que se llevara al perico pero el hombre, víctima de la presión del momento, optó por tomar una drástica decisión.
"Dijo que era mejor que dejáramos libre al loro, porque si no la mujer seguiría creando molestias innecesarias y quejas y le íbamos a estar llamando a la comisaría una y otra vez", indicó el inspector de policía, al señalar que el hombre le reconoció que no quería ninguna complicación.
A Hariyal le mostraron la puerta de la calle, pero este, según narró el policía, no voló y se quedó junto a su dueño.
"Es una mascota", indicó el policía subrayando la obvia condición del pájaro.
Ante esa situación, la Policía se vio en la obligación de llevar el asunto ante las autoridades competentes y entregarles al inocente acusado, ya convertido en repudiado excompañero doméstico.
"Tuvimos que llamar a los guardias forestales y dárselo a ellos para que se lo quedaran", indicó.
EFE
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