Ratones alimentados con una proteína de este líquido disminuyeron su peso luego de 28 días.
Pastillas, fajas, parches e incluso inyecciones son alguna de las opciones “milagrosas” que nos ofrece el mercado para bajar de peso. Muchos de nosotros hemos intentado estos y otros métodos y hemos fallado la mayoría de las veces. Sin embargo, la solución puede estar en la alacena de nuestras cocinas.
Una nueva investigación concluye que beber el agua con la que hervimos camotes puede ayudarnos a mantener una figura delgada. Las proteínas que se producen en este hervor redujeron el apetito en ratones, pero los expertos dicen que esto puede ser replicado en humanos.
Investigadores japoneses alimentaron a dos grupos de ratones con dietas altas en grasas, pero un grupo de animales fue alimentado además con altos niveles de péptidos de camotes (SPP), producidos por el procesamiento de enzimas de las proteínas del tubérculo durante el proceso de hervor. Luego de 28 días los animales fueron pesados, y su masa hepática y nivel de grasa fueron evaluados. Adicionalmente, se midieron los niveles de colesterol, triglicéridos y leptina, el cual controla el apetito.
Los expertos de la Organización Nacional de Investigación en Comida y Agricultura, en Tsukuba, encontraron que los ratones alimentados con altos niveles de SPP habían bajado significativamente su peso corporal. Además, descubrieron que estos animales tenían menos niveles de colesterol, triglicéridos, leptina y adiponecina.
El investigador principal, Koji Ishiguro, explicó que anualmente se deshecha una cantidad considerable de agua hervida de camote que podría ser empleada para mejorar la salud de las personas. “Nos sorprendió que el SPP redujera los niveles de moléculas de grasas en los ratones. Además, parece que esta proteína está involucrada en la supresión de moléculas del apetito.”
No se tiene certeza de cuánto SPP fue administrado a los ratones durante los 28 días que tomó el estudio. Si bien se necesitan más estudios que prueben que estos hallazgos se puedan replicar en humanos, existe una fuerte probabilidad de que así sea, debido a que los humanos y las ratas son biológicamente similares.
Comparte esta noticia