Por: Gianella Gaita, gerente de Relaciones Institucionales del instituto Columbia. Las circunstancias a las que nos enfrentamos por la pandemia del COVID-19 y el periodo de cuarentena, nos da un tiempo necesario para generar habilidades que impacten positivamente en nuestro desarrollo personal, e incluso profesional.
Por: Gianella Gaita, gerente de Relaciones Institucionales del instituto Columbia
Las circunstancias a las que nos enfrentamos por la pandemia de la COVID-19 y el periodo de cuarentena, no sólo nos da un tiempo necesario para reflexionar sobre los valores que debemos poner en práctica para ser mejores como sociedad; si no que también nos brinda la oportunidad de generar habilidades que impacten positivamente en nuestro desarrollo personal, e incluso profesional.
Este es el caso de las habilidades blandas o soft skills, un conjunto de destrezas sociales que se cultiva a través del trato con las personas, las cuales pueden mejorar cuando tomamos conciencia de la forma en la que interactuamos. Entre las soft skills más demandadas por las empresas encontramos el trabajo en equipo, la resolución de problemas, la empatía, la creatividad, entre otras. Se estima que, quienes dominan estas y otras habilidades blandas son 12% más productivos frente a los que no.
Tengamos en cuenta que las soft skills son aptitudes que pueden adquirirse y potenciarse. Por ello, el tiempo en cuarentena es propicio para hacer un autoanálisis y empezar a trabajar desde casa en el desarrollo y fortalecimiento de habilidades como la creatividad, la adaptabilidad y la resiliencia, sobre todo si la persona labora liderando equipos o brindando atención al cliente, como es el caso del turismo o la gastronomía.
En cuanto a la creatividad, sabemos que en tiempos de crisis es cuando somos más capaces de generar ideas. Sin embargo, para lograrlo debemos contar con una actitud positiva, alejándonos del pánico para razonar con claridad. Si algo nos lo impide, busquemos formas de relajarnos y controlar la ansiedad haciendo ejercicios, tomando un tiempo para respirar y encontrando pequeñas actividades que nos hagan sentir bien. Tras ello, impulsemos la creatividad leyendo, asociando conceptos para crear nuevas ideas y ordenando nuestro espacio.
Para desarrollar la adaptabilidad es importante no resistirse al cambio y aprender a entender mejor la situación para identificar qué es lo que nos cuesta adaptarnos a ella. Es válido solicitar feedbacks para saber cómo proceder y conocer la experiencia de otros. Adquirir nuevos conocimientos, capacitarse y prepararse son herramientas claves para adaptarse a las nuevas situaciones. Estos pasos también se pueden aplicar para fortalecer nuestra resiliencia, siempre enfocándonos en lo positivo de cada situación.
La principal reflexión es que, a pesar de las circunstancias difíciles que estemos atravesando, encontremos la forma de ser mejores personas para adaptarnos a una sociedad que está cambiando y que requiere de nosotros para fortalecer esta nueva etapa.
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