En el Día del Trabajo, reflexionamos sobre los problemas de salud mental y su impacto directo en el ámbito laboral.
Según las cifras reportadas por la OMS, una de cada cinco personas que trabajan puede experimentar algún tipo de transtorno mental, entre ellos transtornos relacionados con la ansiedad y la depresión, los cuales a su vez se relacionan con el estrés laboral.
El trabajo es uno de los ejes fundamentales de la salud mental de las personas, sin embargo, la globalización ha contribuído con el estrés, afectando al trabajo mismo y a la salud mental de las personas.
Los problemas de salud mental manifiestan un impacto directo en el ámbito laboral, ya que reduce la productividad y aumenta el ausentismo en el trabajo. Esta situación a su vez, aumenta los gastos de atención en salud, tanto para las instituciones públicas como para las familias.
En el ámbito de trabajo, los principales agentes de cambio son los empleadores y compañeros, promoviendo la creación de espacios y relaciones saludables. Los empleadores pueden tomar decisiones que no afecten el bienestar de sus colaboradores, como remuneraciones justas, estabilidad laboral, horarios factibles, entre otros. Los compañeros de trabajo pueden acompañar, apoyar y alentar a sus pares, convirtiéndose en un soporte emocional, vital para la atención, prevención y promoción de la salud en el ámbito laboral.
Seamos parte del cambio, construyamos espacios y relaciones saludables en el trabajo. Para ello, brindamos algunas sugerencias y recomendaciones que lo orientarán a cómo promover la salud mental de un compañero de trabajo con apariencia inusual de cansancio, tristeza, ausentismo o irritado:
- Bríndale un espacio para conversar.
- Pregúntele cómo le va, si hay un problema, pregunte si desea hablar sobre ello con usted.
- Invítelo a almorzar o cenar fuera del espacio laboral.
- Ofrezca su apoyo y ayuda.
- Utilice un lenguaje inclusivo, de equipo “nosotros…”, “nuestra …”, “tenemos…”
- Recuérdele la contribución y el valor que agrega al equipo de trabajo.
Recuerde que todos (as) somos agentes de cambio para la promoción de la salud mental. Y estas sugerencias y recomendaciones no sólo hay que realizarlas, sino también creerlas y sentirlas; nuestro lenguaje corporal hablará por si mismo, y a veces el silencio es la mejor acción.
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