Con un nuevo año se renuevan nuestras expectativas y deseos para iniciar nuestros pendientes, pero también se renuevan nuestras frustraciones por comprobar que nos planteamos objetivos que muchas veces están alejados de poder tornarse realidad, sea porque nos faltó voluntad o porque resultaron poco realistas.
Con un nuevo año se renuevan nuestras expectativas y deseos para iniciar nuestros pendientes, pero también se renuevan nuestras frustraciones por comprobar que nos planteamos objetivos que muchas veces están alejados de poder tornarse realidad, sea porque nos faltó voluntad o porque resultaron poco realistas. Es por esto que, me propuse hablar al respecto con ejemplos cotidianos para poder ayudarte a plantear metas posibles y luchar contra la frustración de los objetivos inconclusos.
Entonces, de cara a este momento de renovación, y afrontando la realidad de la pandemia y la conciencia que hemos tomado respecto a la importancia de la buena salud física y mental, nos vamos a enfocar primero en aquello que puede convertirse en un auto-boicot, nos referimos a las repeticiones fallidas de aquello que sabemos que no ha funcionado, pero que sin embargo no conseguimos dejar de hacer.
Pues bien, lo importante es identificar y aislar ese tipo de pensamiento o conducta negativa para poder romper con este círculo. ¿Ya se te ocurrieron algunos ejemplos? A mí, sí.
Y, ¿Ya probaste hacer algo diferente?
- Borra ese playlist dramático que solo te conduce a un estado masoquista de eterno padecer.
- Deja de llamar a esa persona tóxica cuando sientas soledad, sabemos a qué conduce ese encuentro.
- Descarta las conductas de riesgo que puedan exponer tu salud y la de los otros.
- Acepta tus puntos débiles e intenta mejorarlos a partir de una sana aceptación, no intentando convertirte en quien no eres tanto física como emocionalmente.
Es en este sentido que se trata de poder delinear metas que nos acerquen a la posibilidad y no a confrontarnos con un eterno estado de espera de lo imposible. ¿Y cómo hacemos esto? Ante todo, pensemos que estamos en un contexto limitante por la pandemia, o sea: nuestra agenda de metas debería contemplar esto para secuenciar y adaptar nuestro año y deseos.
En otras palabras, podríamos plantear dos tipos de metas: -metas cortas y -metas a mediano plazo, desde ya que este no es un año para apostar a metas de largo plazo por la inestabilidad que atraviesa el país, es mejor ir con calma y paso firme.
El secreto clave es ser realistas, ante todo, una manera simple de ser fieles a nosotros mismos y respetarnos en nuestros límites.
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