Actualmente no se ha definido un protocolo nutricional basado en evidencia para pacientes con COVID-19, sin embargo los síntomas o complicaciones que padecen los casos reportados necesitan adecuar la alimentación.
Actualmente no se ha definido un protocolo nutricional basado en evidencia para pacientes con COVID-19, sin embargo los síntomas o complicaciones que padecen los casos reportados necesitan adecuar la alimentación a cada condición de salud, más aún si el paciente además de COVID-19 cursa con enfermedades crónicas o malnutrición.
Los pacientes con síntomas leves requieren mantener una alimentación normal saludable variada y balanceada, incluir los alimentos que contribuyen con reforzar el sistema de defensas y dar especial atención a la hidratación. Durante la enfermedad, es frecuente presentar fiebre lo que promueve una mayor pérdida de agua del cuerpo, no reponer este líquido, puede causar deshidratación empeorando el cuadro infeccioso. Beber de 6 a 8 vasos de agua es ideal, pero puede ser alternado con vasos de bebidas caseras sin azúcar como agua de piña, emoliente o similares.
Algunos pacientes presentan trastornos gastrointestinales que según la intensidad del cuadro, la dieta debe cambiarse. Una dieta blanda estaría bien indicada sin embargo no cubre las vitaminas y minerales requeridas en el día, dependiendo del tiempo en que se mantiene el trastorno gastrointestinal y el estado nutricional del paciente, puede necesitarse de suplementación.
Otros pacientes, tienen afectada la eficiencia respiratoria disminuyendo de manera peligrosa sus niveles de saturación. En estos casos debe reducirse e incluso eliminarse los alimentos fuente de almidones como cereales, tubérculos, menestras etc. y fortalecer otro tipo de alimentos como cárnicos, alimentos vegetales y frutos secos. Este tipo de cambios requieren de la supervisión del profesional nutricionista.
Finalmente, aquellos pacientes con síntomas leves o asintomáticos que además tienen factores de riesgo como obesidad, diabetes, hipertensión arterial u otras enfermedades deben ser muy estrictos en su dieta según su condición crónica y lograr mantener variedad de alimentos saludables para asegurar la energía y nutrientes necesarios para ayudar con la recuperación.
Si antes de contraer la infección sus hábitos de alimentación no eran saludables, es demandatorio hacer cambios. Una dieta no saludable antes, durante y después de tener COVID-19 aún cuando aparentemente sea sano, afecta la salud y el rendimiento físico y mental. Lograr una dieta saludable y mantenerse de esa manera es sencillo y debe ir de la mano de la orientación del nutricionista. Recuerde, su estado nutricional puede marcar la diferencia entre la salud y la enfermedad.
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