Por: Dr. Manuel Mayorga, director nacional de la Facultad de Salud de la Universidad Privada del Norte. ¿Cuál es el riesgo al que estamos expuestos con esta nueva variante? Para entenderlo, es importante conocer y diferenciar algunos términos que utilizan los epidemiólogos y salubristas.
Por: Dr. Manuel Mayorga, director nacional de la Facultad de Salud de la Universidad Privada del Norte.
El MINSA reportó que al menos el 40% de las infecciones nuevas por el SARS CoV-2 en Lima corresponden a la variante brasileña. ¿Cuál es el riesgo al que estamos expuestos con esta nueva variante? Para entenderlo, es importante conocer y diferenciar algunos términos que utilizan los epidemiólogos y salubristas.
La infecciosidad se refiere a la capacidad del virus de ser transmitido desde una persona infectada (asintomática o sintomática) a una persona sana. La patogenicidad es la probabilidad de que una persona infectada desarrolle la enfermedad (leve, moderada o grave). La virulencia se relaciona a la posibilidad que una persona infectada desarrolle la forma grave de la enfermedad requieriendo oxígeno, hospitalización y cama UCI). Finalmente, la letalidad se refiere al riesgo que un paciente pueda morir.
Esta variante nos expone a un gran peligro, el más importante es su infecciosidad. La carga viral en los infectados es 10 veces superior y la contagiosidad supera en 200% a la cepa original (la variante británica que causó estragos en Europa es tan sólo 70% más infecciosa). Aumenta en un 70% la probabilidad de reinfección puede ser más virulenta (los pacientes llegan tan graves al hospital que están pasando directamente a la UCI si es que tienen la suerte de conseguir una cama); produce enfermedad grave en jóvenes sin comorbilidad con mayor frecuencia; y además, es altamente probable que la eficacia de las vacunas actualmente disponibles se reduzca significativamente.
Chile, que es uno de los países con una de las mejores gestiones de vacunación en el mundo, acaba de regresar a cuarentena estricta debido al significativo incremento en el número de nuevos infectados, que ocasionó el colapso de su sistema sanitario (por primera vez ya no tienen camas UCI y el oxígeno empieza a escasear).
Todavía no sabemos si esta variante es más letal, pero desde la perspectiva de la salud pública es poco relevante, porque el principal mecanismo que permite la supervivencia del virus e impide el control de la pandemia es la infecciosidad y no la letalidad (si el paciente muere el virus también lo hace y deja de propagarse).
Si no contenemos la transmisión (recordemos que las vacunas no evitan la infección y propagación, sólo reducen la virulencia y letalidad) no controlaremos la pandemia y tendremos una ola tras otra, incluso con variantes que aún no conocemos. Es fundamental seguir protegiéndonos y cuidando a nuestras familias, evitando que se rompa la burbuja del
núcleo de personas que conviven en el mismo domicilio, principalmente ahora que estamos ad portas de dos eventos de alto riesgo: el feriado largo de semana santa y las elecciones generales. Siempre “es mejor prevenir que lamentar y guerra avisada….”.
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