Científicos han llegado a esta conclusión tras analizar biomarcadores genéticos para determinar si el colesterol bueno participaba directamente o no en el proceso de infarto.
Un equipo internacional con participación de investigadores del Hospital del Mar de Barcelona ha comprobado que no existe una relación causal entre el colesterol HDL, popularmente conocido como colesterol bueno, y el riesgo de infarto.
Los investigadores del estudio, que publica la revista "Lancet", han llegado a esta conclusión tras analizar biomarcadores genéticos para determinar si el HDL participaba directamente o no en el proceso que desencadena la enfermedad.
En la investigación se ha analizado una característica genética que aumenta los niveles del colesterol bueno sin influir en los niveles de LDL, o colesterol malo, ni de los triglicéridos.
Esta característica genética aumenta la cantidad de colesterol bueno en 2,5 miligramos por decilitro, lo que, de acuerdo con los estudios epidemiológicos, se debería traducir en una reducción del riesgo de infarto del 13%.
No obstante, tras estudiar más de 115.000 casos, se ha observado que las personas portadoras de esta característica que aumenta el colesterol bueno no tienen un menor riesgo de infarto.
Esta información será de vital importancia a la hora de diseñar nuevos medicamentos, ya que, al contrario de lo que se creía hasta ahora, los fármacos que aumenten el colesterol bueno no necesariamente prevendrán el infarto, destaca el Instituto de Investigación del Hospital del Mar IMIM en un comunicado.
"En los ensayos clínicos con fármacos que aumentan los niveles del colesterol bueno no se ha observado una disminución del riesgo de presentar infarto de miocardio", según el coordinador del grupo de investigación en epidemiologia y genética cardiovascular del IMIM, Roberto Elosua.
Pese a este hallazgo, el colesterol bueno siguen siendo, según Elousa, un biomarcador que se asocia con un menor riesgo de infarto, aunque esta asociación no sea causal.
En este sentido, los resultados de la investigación apuntan a que el papel protector ante infartos del colesterol bueno no se encontraría en su cantidad, sino en su calidad.
EFE
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