Un nuevo estudio identificó tres factores que elevan considerablemente el riesgo de sufrir un derrame cerebral grave. En esta nota, el doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, explica en qué consiste esta investigación.
Los derrames cerebrales pueden clasificarse según su intensidad en tres tipos: el primero es el llamado derrame cerebral mínimo o transitorio. En estos casos, los síntomas aparecen de forma repentina, como la pérdida temporal de la capacidad para hablar, ver por un ojo o mover la mitad del cuerpo. Sin embargo, estos síntomas suelen desaparecer en pocos minutos. Aunque parezcan inofensivos, estos episodios son una señal de advertencia, ya que quienes los padecen corren un mayor riesgo de sufrir derrames más severos en el futuro.
El segundo tipo es el derrame cerebral leve o moderado. En estos casos, la persona puede experimentar debilidad en una extremidad, como un brazo o una pierna, y aunque puede requerir ayuda en ciertas tareas cotidianas, conserva la capacidad de caminar sin asistencia. Este tipo de derrame puede implicar una recuperación parcial, pero deja secuelas que pueden afectar la calidad de vida del paciente.
Por último, el derrame cerebral grave es el más debilitante. Las personas que lo sufren pueden quedar con una parálisis total de un lado del cuerpo, lo que usualmente las obliga a depender de una silla de ruedas y del cuidado constante de otras personas. En algunos casos, este tipo de derrame puede incluso causar la muerte. La gravedad de sus consecuencias hace que sea fundamental la prevención y atención temprana ante cualquier señal de alarma.
Los tres factores que aumentan el riesgo de un derrame cerebral grave
Un equipo de científicos llevó a cabo un análisis para identificar los principales factores de riesgo asociados con los derrames cerebrales graves. El estudio, que fue publicado en la Revista de Neurología, incluyó a más de 29 mil personas provenientes de 32 países. Los investigadores lograron identificar tres factores clave que aumentan significativamente la probabilidad de sufrir un derrame cerebral de consecuencias severas.
El primer factor de riesgo señalado fue la fibrilación auricular, un trastorno del ritmo cardíaco en el que el corazón no late de forma regular. Esta condición favorece la formación de coágulos en el interior del corazón, los cuales pueden viajar hasta el cerebro y provocar un derrame cerebral. Las personas que padecen fibrilación auricular tienen hasta cinco veces más probabilidades de experimentar un derrame cerebral grave en comparación con quienes no la presentan.
El segundo factor es la presión arterial elevada, una condición común que, si no se controla adecuadamente, puede tener consecuencias para la salud cerebral. De acuerdo con el estudio, las personas hipertensas tienen más del triple de riesgo de sufrir un derrame cerebral grave que aquellas con niveles de presión normales.
Finalmente, el estudio identificó al consumo de tabaco como otro factor determinante. Fumar no solo daña los pulmones, sino también los vasos sanguíneos, lo que aumenta la posibilidad de que ocurra un derrame cerebral. Los investigadores concluyeron que los fumadores tienen casi el doble de riesgo de padecer un derrame cerebral grave en comparación con los no fumadores.
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