Según los datos, la fruta sí tiene un papel protector frente a la enfermedad y para conseguir ese efecto es necesario consumirlo en su versión solida.
La fruta es uno de los principales componentes de la dieta alrededor del mundo, especificamente en Occidente y su consumo se asocia a un sin número de bondades para la salud.
Sin embargo, algunos estudios epidemiológicos habían puesto en duda su papel frente a la prevención de la diabetes tipo 2.
Según un estudio, recientemente publicado en la revista "British Medical Journal", analizó los datos de 187.382 individuos, que no presentaban diabetes, enfermedades cardiovasculares o cáncer para someterlos a un experimento para probar el efecto de los frutos contra la enfermedad en cuestión.
Entre las variables que se pusieron a prueba destacaron diez tipos distintos de frutas (tanto en piezas como en zumo) y evaluaron a medio plazo cuántos de los participantes analizados habían desarrollado diabetes tipo 2.
Resultados
Su trabajo puso de manifiesto que aquellos que consumían principalmente manzanas, uvas y arándanos tenían un riesgo menor (un 23% más bajo) de desarrollar diabetes tipo 2 que aquellos que tomaban menos de una ración al mes.
En cambio, los participantes que solían tomar varios zumos de fruta al día tenían un riesgo significativamente mayor de desarrollar la enfermedad metabólica.
Según sugieren, la clave de los beneficios observados específicamente en frutas como los arándanos o las uvas podría estar en los antoniacinas, sustancias pertenecientes al grupo de los flavonoides que se han asociado con un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En sus conclusiones, estos investigadores reconocen que su trabajo no podrá zanjar de una vez por todas la cuestión, ya que su trabajo tiene importantes limitaciones que nuevos análisis deberían superar.
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