En las personas sanas, el humo se limita a irritar los ojos y el sistema respiratorio, pero en los pacientes crónicos agrava sus enfermedades.
El incendio producido en una galeria del emporio comercial de Mesa Redonda el viernes último deja muchas enseñanzas. Pero quizá un aspecto que no se toma en cuenta es el de la salud de las personas que padecieron por el humo a causa de la quema de todo tipo de materiales.
En argentina el doctor de nacionalidad argentina Miguel A. Lacour del Centro Médico Especializado "Tratamiento Integral de la Alergia Nasal" enumera los síntomas más frecuentes que presentan los pacientes afectados por la exposición al humo.
Lo más común es la congestión ocular (conjuntivitis) y lagrimeo, tos, irritación de garganta, nariz o de senos nasales, estornudos a repetición, con abundante secreción y obstrucción nasal; sensación de opresión en el tórax, dificultad para respirar (disnea); vómitos, mareos y vértigos; dolor de cabeza (cefaleas), indica.
El humo empeora los síntomas de aquellas personas que padecen afecciones respiratorias preexistentes, como alergia nasal, asma bronquial o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), en cuyo caso experimentan dificultad para respirar (disnea, broncoespasmos), fatiga, tos, dolor en el tórax y silbidos durante la respiración.
Asímismo recuerda que, en las personas sanas, el humo se limita a irritar los ojos y el sistema respiratorio, pero en los pacientes crónicos agrava sus enfermedades.
Lacour incluso llamó la atención en que los componentes tóxicos que se liberan durante la combustión y los niveles altos de contaminación pueden aumentar la mortalidad por complicaciones cardiovasculares, sobre todo por infarto de miocardio cuando previamente los pacientes crónicos tienen afecciones pulmonares o cardíacas.
Tradicionalmente se ha atribuido como causa del infarto cardíaco el crecimiento lento y progresivo de placas de colesterol (ateroesclerosis) en las arterias coronarias hasta su oclusión total, escribe Lacour.
Actualmente se le atribuye un importante papel a la inflamación y a la ruptura de dichas placas, con formación de coágulos que obstruyen las arterias que irrigan el corazón, concluye.
Lacour sostiene que experimentos previos confirman ésta presunción ya que en animales con una elevada exposición al humo se pudo observar una inflamación que afecta a las placas de colesterol en las arterias coronarias, con obstrucción arterial y como resultado un infarto de miocardio.
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