La reducción del consumo de sodio a los niveles recomendados por la OMS puede disminuir en un 15% el número de muertes en Brasil por accidentes vasculares cerebrales.
El gobierno de Brasil y la patronal de las industrias de alimentos suscribieron un nuevo acuerdo para reducir el contenido de sodio en los alimentos industrializados y, de esa forma, mejorar la calidad de la dieta de los brasileños.
El nuevo acuerdo entre el Ministerio de Salud y la Asociación Brasileña de Industrias de Alimentos (ABIA) abarca productos como caldos, cereales para el desayuno, margarinas vegetales y condimentos en la lista de alimentos para los que fueron definidos metas graduales de reducción de sodio, básicamente sal.
El nuevo acuerdo permitirá la retirada de 8.788 toneladas de sodio del mercado brasileño hasta el 2020, según un comunicado divulgado por el Ministerio de Salud.
El de hoy es el tercer acuerdo entre ambas partes, que ya habían acordado la reducción del contenido de sodio en productos de consumo masivo como pan, galletas, mayonesa, pan tajado, macarrón instantáneo, mezclas para tortas, frituras de maíz y diferentes aperitivos como papas fritas.
La reducción de sodio en el consumo de los brasileños prevista por los tres acuerdos asciende a 20.000 toneladas hasta 2020.
La OMS, de acuerdo con el comunicado, recomienda un consumo máximo diario de sal de cinco gramos por persona. El consumo brasileño diario de sal está actualmente en 12 gramos por persona, según estudios oficiales.
Para el ministro, por sus acciones para reducir un elemento común en la alimentación pese a no ser recomendable para la salud, Brasil puede convertirse en referencia para otros países.
"La industria de alimentos conoce su responsabilidad para contribuir a promover el bienestar de la sociedad y por eso invierte recursos en la mejoría del perfil nutricional de los alimentos procesados", dijo el presidente de la ABIA, Edmundo Klotz.
De acuerdo con el Ministerio de Salud, la reducción del consumo de sodio a los niveles recomendados por la OMS puede disminuir en un 15% el número de muertes en Brasil por accidentes vasculares cerebrales y en un 10% las provocadas por infarto.
Esa reducción también puede reducir el número de personas con hipertensión, que afectaba al 22,7 % de los adultos el año pasado, y elevar en hasta cuatro años la expectativa de vida del brasileño al nacer.
EFE
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