Hay conductas que transgreden la libertad sexual, la falta de límites y educación contribuyen a que ello ocurra.
Salud
Agresión sexual
Tener miedo de viajar en un taxi, vivir esquivando el contacto físico en un bus repleto de pasajeros, son cosas que ocurren a diario. La libertad sexual, es decir, el derecho a poner límites en cuento a nuestro cuerpo, es un reto en un país, donde las agresiones y la violencia -a este nivel- son pan de cada día.
Para que una conducta sexual sea considerada normal, debe cumplir con tres requisitos. “Debe ser algo de mutuo acuerdo, no debe causar daño físico ni psicológico, y tiene que ser egosintónico, es decir, debe estar acorde a mis valores, mis creencias, mi moral y mi cultura”, explica el psicólogo clínico y sexólogo Christian Martínez.
Agresiones sexuales:
Acoso sexual. Cuando una persona manipula verbal o físicamente, para obtener un beneficio de tipo erótico. “Tiene una connotación sexual que no solo es genital, puede estar ligado al cuerpo o al placer sexual. Por ejemplo, una caricia, un piropo o tocamientos”, dice Martínez.
No hay derecho de que otros eroticen nuestro cuerpo, las reglas deben estar claras. “El límite es el dolor, basta con que deje de ser placentero y deje de tener un consentimiento mutuo”.
Exhibicionismo. Puede ser una patología y al mismo tiempo una agresión sexual, porque la persona busca excitarse a sí misma o apela a la excitación para seducir a otros.
Violación sexual. Es cuando se consuma un contacto carnal no consentido, que incluso puede darse por medio de la seducción y el engaño. También puede pasar en las relaciones de pareja, puesto que un contrato simbólico de unión civil o religiosa, no puede transgredir la voluntad de la persona a tener o no relaciones sexuales.
Relaciones sadomasoquistas. Estas conductas que provocan excitación mediante el sufrimiento físico o psíquico pueden darse bajo acuerdo y límites claros. Basta que uno no quiera seguir, porque se siente mal, está indispuesto o siente dolor, para que se acaben estas prácticas.
Violencia de género:
Se da cuando la pareja, sea varón o mujer, por un constructo errado de la sociedad, pone lo masculino por encima de lo femenino. “Implica una relación machista y de poder”, precisa el psicólogo.
Se transgrede una conducta sexual normal, cuando no se ponen límites bien definidos, algo que se puede atribuir a la falta de educación sexual. “Si hubiese, se sabría qué está bien, qué no y por qué”.
Comparte esta noticia