Desde mediados de octubre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado monitoreando los datos de los sistemas de vigilancia chinos, porque ha observado un aumento inusual de enfermedades respiratorias sin diagnosticar, similares a la neumonía, en niños en el norte de China.
Desde mediados de octubre de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estado monitoreando los datos de los sistemas de vigilancia chinos, porque ha observado un aumento inusual de enfermedades respiratorias sin diagnosticar, similares a la neumonía, en niños en el norte de China.
Los hospitales infantiles de Pekín, Liaoning y otros lugares se han abarrotado de niños enfermos que padecían neumonía y que acudían en busca de tratamiento, y las clases de los colegios han estado al borde de suspenderse. Habida cuenta de los antecedentes que originaron la pandemia de covid-19, esta situación ha suscitado una lógica preocupación a nivel global.
Viejos conocidos
Las autoridades chinas han atribuido el aumento en la incidencia de las enfermedades respiratorias en los niños al levantamiento de las restricciones por la covid-19, así como a la llegada de la temporada de frío y a la circulación de patógenos conocidos como la gripe, el virus respiratorio sincitial (VSR), algunos adenovirus y rinovirus, el SARS-CoV-2 –causante de la covid– y, en gran medida, a la bacteria Mycoplasma pneumoniae. Hasta ahora no ha sido detectado ningún patógeno inusual o nuevo ni tampoco presentaciones clínicas inusuales.
Durante los picos invernales posteriores a la pandemia de covid-19, muchos países se han enfrentado a un aumento considerable de infecciones por gripe y por el virus respiratorio sincitial (VSR), pero en China, las infecciones por Mycoplasma pneumoniae han sido más frecuentes. A pesar de su “apellido”, también se asocia a infecciones en sitios anatómicos diferentes de los pulmones, como la piel, el sistema nervioso central, la sangre, el corazón y las articulaciones.
Causa común de la neumonía atípica
El género Mycoplasma contiene decenas de especies diferentes. Engloba bacterias que carecen de pared celular y que generan una amplia gama de síntomas e infecciones. Mycoplasma pneumoniae era una causa común de infecciones del tracto respiratorio antes de la pandemia de covid-19, con una incidencia mundial del 8,61 % entre 2017 y 2020. Los brotes graves suelen ocurrir a finales de los meses del verano y principios del otoño.
Las restricciones originadas por la covid-19 redujeron la incidencia de este patógeno, pero en la actualidad continúa siendo una causa común de neumonía atípica. De hecho, la bacteria es una causa frecuente de neumonía adquirida en la comunidad (la que es adquirida en un entorno comunitario y fuera del ambiente hospitalario o de centros sanitarios) entre personas sanas menores de 40 años. Hasta el 40 % de las neumonías adquiridas en la comunidad, especialmente en niños en edad escolar, son causadas por Mycoplasma pneumoniae.
Tras la introducción de las vacunas neumocócicas conjugadas, este microorganismo se ha convertido en la causa bacteriana más prevalente de neumonía adquirida en la comunidad para niños que requieren hospitalización en los países occidentales. La infección también es más común en poblaciones que viven en espacios reducidos, como prisioneros y personal militar. La propagación en familias, escuelas e instituciones se produce lentamente, pero de forma constante.
Motivos para la preocupación
Mycoplasma pneumoniae se transmite a través del contacto con gotitas de la nariz y de la garganta de personas infectadas, especialmente cuando tosen y estornudan. El período de incubación oscila entre cuatro días y tres semanas. Sus síntomas típicos, que pueden persistir desde unos pocos días hasta más de un mes, incluyen fiebre, tos, bronquitis, dolor de garganta, dolor de cabeza y cansancio. Una consecuencia común de la infección por Mycoplasma pneumoniae es la aparición de neumonía atípica, que suele ser leve y rara vez requiere hospitalización.
Si las infecciones por Mycoplasma pneumoniae resurgen, como parece que está pasando en China, podrían afectar a la población mundial que no ha estado expuesta a la bacteria durante los últimos tres años, y provocar un aumento de enfermedades raras graves y manifestaciones extrapulmonares.
Otra especie de Mycoplasma, Mycoplasma genitalium, también está generando preocupación. Es considerado, cada vez más, un patógeno emergente de transmisión sexual y una causa de uretritis no gonocócica y cervicitis, y está asociado con la enfermedad inflamatoria pélvica, complicaciones del tracto reproductivo en mujeres y resultados adversos del embarazo.
Resistencia a los antibióticos
¿Y cómo se combaten las infecciones por Mycoplasma? Algunos antibióticos, como la penicilina, destruyen a las bacterias atacando las paredes celulares, pero como los micoplasmas carecen de pared celular, son inherentemente resistentes a la amplia familia de los antibióticos betalactámicos. Las opciones de tratamiento antimicrobiano, por tanto, son limitadas.
Históricamente, los macrólidos (por ejemplo, la azitromicina), las tetraciclinas (como la doxiciclina) y las fluoroquinolonas han sido eficaces para combatir las infecciones por micoplasmas. No obstante, la prevalencia de micoplasmas urogenitales resistentes a los antibióticos, como en el caso de Mycoplasma hominis, ha ido aumentando gradualmente a lo largo de los años.
Los macrólidos se suelen considerar el tratamiento de elección. Por desgracia, una dependencia excesiva de estos medicamentos ha conducido a que Mycoplasma pneumoniae también haya desarrollado resistencias.
Algunos estudios muestran que las tasas de resistencia del patógeno a los macrólidos en el área de Pekín están entre el 70 % y el 90 %. Estados Unidos y Europa también han informado de resistencia a este tipo de antibióticos. Las tetraciclinas son una alternativa para el tratamiento de adultos con posibles infecciones por Mycoplasma pneumoniae resistentes a macrólidos.
Estas resistencias pueden contribuir a los altos niveles de hospitalización por Mycoplasma pneumoniae registrados en China, porque dificultan el tratamiento y retardan la recuperación de las infecciones por neumonía bacteriana.
Recordemos que el uso prudente y adecuado de los antibióticos es una necesidad y un factor clave para aminorar la aparición de bacterias multirresistentes.
Raúl Rivas González, Catedrático de Microbiología. Miembro de la Sociedad Española de Microbiología., Universidad de Salamanca
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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