Este 16 de noviembre se celebra el Día Mundial de Prevención de Cáncer de Páncreas, un mal que solo da 4,6 meses de esperanza de vida en promedio desde el momento del diagnóstico.
Hace unos meses, la cantante Aretha Franklin falleció a los 76 años despúes de una larga batalla contra el cáncer de páncreas, una enfermedad que solo da 4,6 meses de esperanza de vida desde el momento del diagnóstico y una tasa de mortalidad que no ha dejado de crecer las últimas décadas. Este "asesino silencioso" necesita de atención e inversión para encontrar una cura y lograr la prevención.
"El número de muertes por cáncer de páncreas casi se ha doblado en las últimas tres décadas y ahora le cuesta la vida a más de 90.000 ciudadanos de la Unión Europea cada año", alerta un estudio publicado por United European Gastroenterology (UEG), que reúne a las principales asociaciones en materia de salud digestiva del viejo continente.
El informe señala que la tasa de mortalidad de este tipo de cáncer ha crecido un 5% entre los años 1990 y 2016 en los países europeos. En comparación, la tasa de mortalidad del cáncer de próstata solo ha subido un 1 % en ese mismo intervalo, y las de cáncer de mama y de pulmón han bajado incluso un 25 y un 20 %, respectivamente.
"A menudo conocido como el asesino silencioso, los síntomas puede ser difíciles de identificar, haciendo difícil diagnosticar la enfermedad de forma temprana, lo que es esencial para la cirugía con el potencial de salvar vidas", señala el documento.
El cáncer de páncreas tiene la tasa de supervivencia más baja de todos los tumores en Europa. La esperanza de vida en el momento del diagnóstico es de 4,6 meses y solo el 3 % de los pacientes sobrevive más de cinco años.
En el informe, se denuncia que la investigación sobre este cáncer recibe menos del 2 % de todos los fondos de investigación oncológica en Europa, algo que ha contribuido a la falta de mejoras para los pacientes. Ante esta situación, y la estimación de que el número de casos crezca un 40 % hasta 2035, la UEG reclama dedicar más atención a esta enfermedad.
La complejidad de este tipo de tumores y su alta resistencia a la radio y la quimioterapia, hace que la extirpación, muy complicada y sólo efectiva en pocos casos, sea actualmente el único tratamiento curativo posible. Por eso, el informe destaca la importancia de la investigación, y menciona los prometedores avances en el uso de terapias neoadyuvantes, que se administran como primer paso para reducir el tamaño del tumor, e inmunoterapias.
Los investigadores han constatado que retirar bacterias de los intestinos y del páncreas reduce el crecimiento del cáncer, algo que podría combinarse con el ataque a las células cancerosas. Nuevos estudios están tratando de identificar qué moléculas pueden estimular la respuesta inmune, lo que podría aplicarse a futuras inmunoterapias. Con información de EFE
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