El estudio recién publicado apunta a un lugar del tallo cerebral conocido como tegmento pontino dorsolateral.
Neurocientíficos han logrado identificar el área del cerebro que controla la eyaculación y el clímax en ambos sexos.
Se trata del científico de la Universidad de Groningen, Gert Holstege. El estudio recién publicado en Journal of Sexual Medicine, apunta a un lugar del tallo cerebral conocido como tegmento pontino dorsolateral.
El trabajo de Holstege demuestra que la zona izquierda de esta parte del cerebro controla tanto la eyaculación (masculina y femenina) como el orgasmo, sin apenas diferencias entre sexos.
En los participantes de los estudios que no lograban alcanzar el clímax no se activaba la zona en cuestión y lo mismo sucedía cuando los orgasmos eran fingidos.
A la luz de sus datos, Holstege cree que es hora de cambiarle el nombre al tegmento pontino dorsolateral para hacer honor a su función.
En su estudio propone bautizar a este punto del cerebro como Centro de Estimulación de los Órganos Pélvicos, o POSC, en sus siglas en inglés. El POSC es como una autopista nerviosa que conecta el cerebro con los órganos sexuales en los que el orgasmo se hace físico.
La zona en la que se encuentra el epicentro del orgasmo no tiene nada de místico, ni es característico de la sofisticación cerebral de los humanos frente a otras especies, informa 20minutos.es.
"La función y la actividad de esta zona es básicamente la misma en gatos que en personas", confiesa Holstege. En los campos de concentración nazis las mujeres dejaban de ovular y de menstruar.
Sus resultados también han mostrado otro paralelismo entre los estudios con humanos y aquellos inicios con felinos. Aparte del orgasmo y la eyaculación, el POSC en gatos y humanos también controla los vaciados de vejiga.
Holstege ha mostrado que las funciones que permiten orinar se concentran en el lado derecho del POSC y las orgásmicas y eyaculatiorias, en el izquierdo, siempre y cuando la persona sea diestra.
"Sin micción no hay sexo", resume el neurocientífico. Pero a pesar de lo visto en este estudio, el orgasmo es mucho más complejo de lo que parece. El camino hasta el clímax comienza con estímulos físicos o visuales que, al llegar al cerebro, se dan de bruces con la corteza prefrontal.
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