A través del juego aparecen virtudes como el respeto, la tolerancia y el compartir. Especialista del Ministerio de Salud afirma que la calidad de tiempo que los padres le dan a sus hijos, es fundamental.
Es importante que el niño juegue porque favorece su salud mental, afirmó el psiquiatra infantil del Hospital Hermilio Valdizán, Boris Chicoma, quien destacó que a través de la interacción con otros niños aprenden a respetar reglas, a compartir y a tolerar, formando su personalidad y autoestima.
“A nivel social, a través del juego aparecen virtudes como el respeto, la tolerancia y el compartir. A nivel individual la repetición de las cosas le permite tener seguridad en lo que hace, esa es la base de la autoestima”, refirió el especialista.
“Existe un vínculo natural entre el niño y la madre, es el primero y el más fundamental. El padre jugando conoce a su hijo, ingresa a su mundo y estrecha un lazo muy fuerte. Por eso, su participación es importante desde los primeros años del niño”, señaló.
Chicoma sugirió que en caso de la ausencia de uno de los padres, el progenitor que no comparte la casa con el niño aproveche el poco tiempo de visita para jugar, acariciarlo, salir al parque; no se requiere entregarle cosas materiales ni juguetes caros. “La calidad de tiempo es fundamental”, subrayó el psiquiatra.
“De acuerdo a las entrevistas realizadas a los padres podemos decir que entre un 30 por ciento y 40 por ciento de las consultas que llegan al Hospital Valdizán se refieren a que uno de los padres está ausente o ambos trabajan y disponen de poco tiempo para compartir con sus hijos”, dijo.
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