Actualmente, los cigarrillos electrónicos se han posicionado como una opción menos dañina. Pero, ¿será cierto? Esto responden los especialistas.
Los cigarrillos electrónicos se han convertido en una moda entre los adolescentes y jóvenes peruanos con la idea de que son menos dañinos que los convencionales hechos con tabaco. Sin embargo, como comenta el neumólogo de Clínica Internacional José Luis Cabrera, su composición es potencialmente cancerígena y adictiva para sus usuarios.
"La nicotina va a producir una aceleración en la frecuencia cardíaca y, lógicamente, genera un potencial adictivo, dependiendo de cada persona. La inhalación de sustancias químicas, por otro lado, y sobre todo de sus productos de degradación o descomposición pueden disponernos a sustancias potencialmente cancerígenas", comenta.
Para el neumólogo Óscar Gayoso, incluso el aerosol exhalado es un potencial riesgo para las personas cercanas a aquellos que inhalan este tipo de cigarrillos.
"Estos cigarrillos electrónicos tienen una especie de quemador que se conoce con el nombre de bobina. Esta bobina ha alcanzado una temperatura muy alta y es de metal, y está compuesta de otros metales que son dañinos para el organismo y potencialmente cancerígenos como el plomo, niquel y plata. Estos metales cuando son calentados a alta temperatura pueden incorporarse en el 'vapor' y son el primer riesgo", explica.
La venta de los cigarrillos electrónicos en Perú no está regulada. En Estados Unidos, por ejemplo, la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos, por sus siglas en inglés) continúa elaborando una serie de restricciones para limitar drásticamente su venta. El médico oncólogo Oliver Rúa Fernández explica que sus efectos adversos son diversos.
"Son dañinos tanto para los jóvenes, mujeres embarazadas o adultos jóvenes, ya que por la cantidad de nicotina o los metales pesados que puedan tener pueden ser adictivos y generar daños en el sistema nervioso", menciona.
El Ministerio de Salud (Minsa) advierte que el cigarrillo electrónico incrementa cuatro veces más la adicción al tabaco convencional lo que lo convierte en un potencial problema de salud pública. La decisión de cuidar nuestra salud está en nuestras manos.
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