Científicos australianos creen que pueden seguir mejorando el producto para producir un preservativo que sea un 30 por ciento más fino.
Una hierba nativa australiana, cuya resina es usada tradicionalmente por los aborígenes para pegar las puntas de lanzas al mango, permite mejorar la producción del látex y fabricar preservativos ultrafinos y resistentes.
Un grupo de científicos de la australiana Universidad de Queensland (UQ) se inspiró en el conocimiento tradicional aborigen para extraer la nanocelulosa de la hierba de spinifex, cuyo nombre proviene de los vocablos latinos spini (espina) y facere (hacer).
Esta nueva nanocelulosa tiene características especiales porque no solo es muy fina y la más fuerte encontrada hasta la fecha, sino que además "la estructura de sus paredes celulares le da flexibilidad", dijo a Efe Nasim Amiralian, una de las investigadoras de este proyecto del Instituto Australiano de Bioingeniería y Nanotecnología de la UQ.
Amiralian explicó que el proceso de extracción consume poca energía, lo que permite reducir los costes de producción y dar a este material una posición atractiva en el creciente mercado de aditivos para reforzar hules o gomas.
"Es el santo grial de las gomas naturales", apuntó otro de los investigadores de la UQ, Darren Martin.
El nuevo material derivado del spinifex ya ha sido probado en la fabricación de látex en una línea de inmersión comercial en Estados Unidos, donde fue sometido a exámenes de rotura que consisten en inflar los preservativos para medir el volumen y la presión.
"Como media, se alcanzó un aumento de un 20 por ciento de su rendimiento en lo que se refiere a la presión y de un 40 por ciento respecto al volumen en comparación con la muestra de control del látex comercial", agregó el experto australiano.
Los científicos creen que pueden seguir mejorando el producto para producir un preservativo que sea un 30 por ciento más fino que los que existentes, sin que sus nuevas características vayan en detrimento de su capacidad para cumplir con los estándares requeridos.
"El año pasado logramos reducirlo a 45 micrones en nuestra primera prueba comercial, lo que equivale más o menos al ancho de un cabello de la cabeza", precisó Martin.
El experto dijo que además de lograr condones más finos y lo más profilácticos posible, el nuevo material permitirá ponerlos en el mercado a un menor precio ya que se utilizaría una menor cantidad de látex para producirlos.
Todo ello podría ayudar a mejorar la aceptación de los preservativos y, en consecuencia, mejorar la lucha contra el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.
EFE
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