Las discusiones son más que necesarias en las relaciones interpersonales, especialmente enfocadas desde la inteligencia emocional, sostiene experta.
La inteligencia emocional es el estado de madurez que las personas alcanzamos siendo adultos para controlar nuestras emociones, frustraciones o enojos, y discutir amigablemente con nuestras parejas, refiere la psicóloga María Menacho, del hospital Sisol.
“Formar una pareja es establecer un vínculo entre dos personas, que pese a quererse mucho, son diferentes”, explicó.
Nuestras acciones son el termómetro de nuestra inteligencia emocional, refiere Menacho. "Especialmente aquellas que se dan en nuestra etapa adulta, ya que la inteligencia emocional alimenta la sabiduría innata que tienen las personas, ayudándonos a manejar nuestras vidas de manera más eficaz, tanto en el trabajo como en nuestra vida personal".
Según la especialista, las discusiones son más que necesarias en las relaciones interpersonales, especialmente enfocadas desde la inteligencia emocional, ya que esto nos permitirá entender que no solo es importante nuestro punto de vista, sino también el otro.
"Una buena comunicación es esencial para la salud de las parejas, la comunicación de sentimientos y la transmisión de información son las claves de una relación satisfactoria", anotó.
La falta de esta comunicación trae como consecuencia el aumento de conductas aversivas, lo que probablemente hará que cada uno utilice la coerción para controlar la conducta del otro.
"Esto trae como consecuencia tasas elevadas de divorcio, familias disfuncionales y problemas emocionales en nuestros hijos", anota la especialista.
Incidió en el hecho de tratar el tema y utilizar una serie de herramientas que ayuden a superar el problema como: aceptar a nuestra pareja tal y como es, lo que implica no reformarlos ni querer "perfeccionarlos"; manifestar nuestro aprecio con frecuencia, evitando las críticas constantes; comunicarnos con mayor sinceridad y honestidad, pero con tacto; compartir las diferencias a fin de estar de acuerdo en el desacuerdo; apoyar objetivos mutuos, brindar el beneficio de la duda y reconsiderar nuestras necesidades como objetivos que podamos alcanzar con posterioridad.
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