"La idea es ver qué capacidad tiene la virtualidad para construir la intimidad necesaria de una sesión grupal".
Dos psicoanalistas argentinos pondrán en marcha un proyecto de investigación pionero para estudiar el impacto de la virtualidad en un proceso de terapia de grupo a través del uso del chat y de cámaras web.
"La idea es ver qué capacidad tiene la virtualidad para construir la intimidad necesaria de una sesión grupal", dijo Adriana Zadunaisky, quien comandará este proyecto junto al también psicoanalista Carlos Pachuk.
La experiencia piloto, que se iniciará en breve, se desarrollará durante seis meses con un grupo de seis a ocho voluntarios, estudiantes de
La terapia "on line" individual es ya ampliamente utilizada con pacientes que trabajan, que están fuera de su país o en una situación de crisis -entre sesión y sesión presencial-, pero hasta ahora nunca ha sido aplicada a grupos.
Los investigadores, que tienen amplia experiencia en las terapias de grupo presenciales, parten de la base de que "la palabra de uno, es general, es fomento para la del otro y que el poder escuchar el problema de otro, generalmente, alivia y suscita asociaciones", señala Zadunaisky.
"El desafío de nuestra investigación es ver cómo funciona la intersubjetividad a través de la virtualidad", señala la profesional.
Uno de los puntos de la investigación será confrontar la experiencia que se genere a través del uso de la cámara web con la que se suscite mediante el chat.
"En el primero hay más capacidad para instalar presencia, mientras que en el chat es solo el texto escrito", indica Zadunaisky.
A los voluntarios se les exige compromiso y ciertas condiciones de seriedad en cuanto a estar a determinada hora frente al ordenador para iniciar la sesión.
La confidencialidad también "es un tema delicado porque las condiciones de la virtualidad generan nuevos desafíos para ver cómo se controla ese aspecto, porque si alguien ajeno a la terapia está circulando en la casa durante la sesión, esa persona escucha al resto del grupo", señala Zadunaisky.
EFE
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