Muchos papás le tienen miedo a la mollera, ese hundimiento en la cabecita de sus bebés, pero eso es algo temporal y muy importante que se dé así.
Esa parte hundida justo encima de la frente del bebé, esa que coloquialmente llamamos mollera, es la fontanela, y juega un papel muy importante que quizá desconocías.
¿Qué es? Empezar por definir que el cráneo del recién nacido está formado por seis huesos que se unen entre sí por unas suturas, que son tejidos elásticos. Es en los puntos blandos que dejan estas uniones, que se hallan las fontanelas.
Sí en plural. En el bebé encontramos la fontanela anterior, que es la más visible y grande. Se cierra entre los 9 y los 18 meses de vida.
En tanto que la fontanela posterior, es más pequeña y se cierra en el primer o segundo mes.
Utilidad. La fontanela permite que el cráneo vaya cediendo y el cerebro del bebé pueda crecer.
"Lo que más crece el primer año de vida es el cerebro. "Por lo menos el peso de un niño debe triplicarse al año de edad, pero el peso del cerebro se quintuplica", explicó el pediatra Jorge Abel Salinas en Siempre en Casa de RPP Noticias.
Control mes a mes. "Tocar la fontanela da muchos signos", subrayó el médico. Por ejemplo, si no cierra quiere decir que el cerebro sigue creciendo, pero la revisión médica es importante porque puede darse un caso de hidrocefalia. Y al contrario, si la fontanela se cierra antes de tiempo, podría impedir que el cerebro crezca.
No tengas miedo. El doctor Salinas aseguró que el cuidado de la mollera es el mismo al que se le da al resto de la cabeza.
Protege al niño. En el caso de una caída y que el cerebro se hinche, la fontanela permite que haya desfogue de presión.
Complicación. Si la fontanela se cierra precozmente, se produce una craneosinostosis y el cerebro no crece. Es ahí que se tendría que hacer una intervención en el que se separen los huesos para que el crecimiento cerebral continúe.
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