El intercambio de claves en las redes sociales es cada vez más común entre las parejas, pero ¿realmente fortalece la relación? La psicóloga Francesca Origgi explica los riesgos de esta práctica.
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Compartir claves de redes sociales: ¿un acto de confianza o control?
Hoy en día es cada vez más común que las parejas, especialmente las más jóvenes, intercambien las claves de sus redes sociales como un acto de "confianza". Sin embargo, en muchos casos, este intercambio se realiza bajo presión y en contra de la voluntad de uno de los miembros, con el fin de vigilar o controlar a la pareja.
Francesca Origgi, psicóloga clínica, comentó en una charla para el programa Encendidos que este tipo de comportamiento se ha vuelto "supernormalizado" en las relaciones actuales. Aunque algunos lo ven como una muestra de confianza y amor, Origgi advierte que en realidad puede generar más problemas que soluciones.
Según la psicóloga, en una época donde las redes sociales exponen más las relaciones, la sensación de vulnerabilidad crece, llevando a las personas a creer que acceder a las cuentas del otro les dará el control necesario para evitar posibles infidelidades.
No obstante, Origgi subraya: "Si alguien quiere ser infiel, lo hará con o sin claves". Por lo tanto, la idea de tener el control de las redes sociales de tu pareja no garantiza su fidelidad ni asegura la estabilidad de la relación. Al contrario, este control puede llevar a malentendidos y conflictos que no habrían surgido de otra manera.
Las raíces de la desconfianza
Existen diversas razones por las que una persona puede sentir la necesidad de pedir las claves de su pareja. Entre ellas, destacan las malas experiencias en relaciones anteriores, que dejan marcas emocionales profundas, o cambios de comportamiento dentro de la relación actual que generan sospechas. Estas señales de alerta pueden hacer que la inseguridad crezca y, con ello, el deseo de controlar la vida de la pareja.
“Si has vivido una infidelidad en el pasado, es posible que esa herida te haga sentir que necesitas controlar la privacidad de tu pareja", explica Origgi. Este comportamiento suele ser una señal de que la persona aún no ha sanado emocionalmente o no está lista para comprometerse en una nueva relación. Además, la falta de comunicación dentro de la relación puede aumentar esa sensación de inseguridad y llevar a decisiones impulsivas como revisar el celular de la pareja.
Cuando la relación no atraviesa su mejor momento, la tentación de espiar el teléfono del otro puede parecer una solución, pero suele tener el efecto contrario. En lugar de resolver las tensiones, esta conducta agrava el conflicto, dañando aún más la confianza.
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Desconfianza en la pareja: causas y consecuencias del control
El efecto destructivo del control
La psicóloga destaca la ironía detrás de este tipo de control, ya que, aunque el objetivo de pedir las claves suele ser mejorar la relación y asegurar su estabilidad, el resultado suele ser el opuesto. En vez de construir confianza, este acto tiende a sembrar desconfianza, generando un ambiente de tensión que termina afectando la relación.
Un ejemplo claro es cuando se revisan mensajes antiguos, de una etapa previa a la relación actual, que pueden generar incomodidad o enojo. A pesar de que estos mensajes no tengan relevancia en el presente, pueden desencadenar discusiones innecesarias. Esta necesidad de vigilar cada interacción no solo desgasta emocionalmente a quien ejerce el control, sino que también coloca a la relación en un ciclo constante de sospecha.
Esta dinámica de desconfianza crea una distancia entre los miembros de la pareja, volviendo difícil la comunicación sincera y genuina. En lugar de fortalecer el vínculo, lo debilita, transformando lo que debía ser un espacio de amor en uno de vigilancia y tensión.
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El impacto negativo del control en las relaciones: más conflictos, menos confianza
Buscar el equilibrio entre la confianza y la autonomía
El mayor reto en las relaciones, según Francesca Origgi, es encontrar un equilibrio saludable entre la confianza y la autonomía. Este equilibrio, según explica, está profundamente ligado a la seguridad personal. "Cuando te sientes seguro en ti mismo, es más fácil confiar en tu pareja sin necesidad de controlar cada aspecto de su vida", comenta Origgi. La confianza no se basa en el control, sino en la seguridad emocional que se construye mutuamente.
Origgi también resalta la importancia de establecer acuerdos claros en la relación. Estos acuerdos, que ella denomina "códigos", permiten que ambas partes sepan qué están dispuestas a ceder sin comprometer su bienestar emocional. No se trata de compartir contraseñas o vigilarse mutuamente, sino de crear un espacio de respeto y entendimiento mutuo.
Por último, Origgi enfatiza que estos acuerdos deben surgir de una conversación abierta y sincera, donde ambos miembros de la pareja expresen sus necesidades y límites. El objetivo no es restringir la libertad del otro, sino construir una relación basada en el respeto mutuo, donde cada uno conserve su autonomía y la relación no se vea afectada por inseguridades o expectativas irreales.
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Construyendo relaciones saludables: el equilibrio entre confianza y autonomía
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