Durante su homilía en Huanchaco, el Sumo Pontífice recordó el fenómeno El Niño Costero del año pasado, y advirtió sobre los peligros del crimen y la falta de oportunidades.
Un elogio a la reacción ante la tragedia y una advertencia sobre las consecuencias de esta. El papa Francisco centró la homilía de la misa que encabezó en Huanchaco, Trujillo, en lo vivido en el norte del Perú durante y después de la emergencia por el Fenómeno El Niño Costero del año pasado. Luego de elogiar la unión y solidaridad del país ante la tragedia, advirtió sobre “otras tormentas” que afectan a la región, como el crimen organizado.
“Estas tierras tiene olor a evangelio”, dijo Jorge Bergoglio al inicio de su discurso. Manifestó su alegría por la presencia de fieles de distintos lugares del norte del Perú. Luego recordó que, como los pescadores de la región, muchos norteños también se ganan “el pan de cada de día” con la pesca para sacar adelante a sus familias.
Francisco recordó entonces la tragedia provocada por El Niño Costero en regiones del norte del país, entre ellas La Libertad, a inicios del 2017. “Ustedes, al igual que los apóstoles, conocen la bravura de la naturaleza y han experimentado sus golpes. Así como ellos enfrentaron la tempestad del mar, a ustedes les tocó enfrentar el duro golpe del ‘Niño Costero’, cuyas consecuencias dolorosas todavía están presentes en tantas familias, especialmente aquellas que todavía no pudieron reconstruir sus hogares. También por eso quise estar aquí y rezar aquí con ustedes”.
Luego de esto, explicó que “estos sacudones cuestionan y ponen en juego el valor de nuestro espíritu y de nuestras actitudes” y que los fieles se dan cuenta de que “lo importante no estar solo sino unidos, estar llenos de esa unión que es fruto del Espíritu Santos”.
Las lluvias de El Niño Costero del año pasado dejaron cerca de 8 mil viviendas afectadas y más de 50 mil damnificados en Trujillo, de acuerdo a reportes de Defensa Civil.
Unión ante la tragedia
Con una referencia a la lectura del evangelio que se hizo durante la misa, el Papa destacó luego la unión y la solidaridad de los peruanos ante la emergencia por las lluvias. “Sé que, en el momento de la oscuridad, cuando sintieron el golpe de El Niño, estas tierras supieron ponerse en movimiento y tenía el aceite para ir corriendo y ayudarse como verdaderos hermanos”.
“Estaba el aceite de la solidaridad, de la generosidad que los puso en movimiento y fueron al encuentro del Señor con innumerables gestos concretos de ayuda”, prosiguió Francisco en Huanchaco. “En medio de la oscuridad junto a tantos otros fueron cirios vivos que iluminaron el camino con manos abiertas y disponibles para paliar el dolor y compartir lo que tenían desde su pobreza”.
El Papa señaló después que “el alma de una comunidad se mide en cómo logra unirse para enfrentar los momentos difíciles, de adversidad, para mantener viva la esperanza”. “La fe nos abre a tener un amor concreto, de obras, de manos tendidas, de compasión; que sabe construir y reconstruir la esperanza cuando parece que todo se pierde”.
“Otras tormentas”
Francisco predicó luego sobre “otras tormentas que pueden estar azotando estas costas”, como el crimen y la falta de oportunidades, las cuales tienen “efectos devastadores” en la “vida de los hijos de estas tierras”. “Se llaman violencia organizada, como el sicariato y la inseguridad que esto genera; la falta de oportunidades educativas y laborales, especialmente en los más jóvenes, que les impide construir un futuro con dignidad; la falta de techo de seguro para tantas familias forzadas a vivir en zonas de alta inestabilidad y sin accesos seguros; así como tantas otra situaciones”.
Según el Papa, estos problemas son “como los peores huaicos” porque “destruyen la confianza mutua tan necesaria para construir una red de contención y esperanza, huaicos que afectan el alma y nos preguntan por el aceite que tenemos para hacerles frente”. Ante las preguntas que se pueden hacer los fieles sobre cómo enfrentar esas “tormentas”, dijo que “no hay otra salida mejor que la del Evangelio: se llama Jesucristo”. “Con Jesús, el alma de este pueblo de Trujillo podrá seguir llamándose la ‘Ciudad de la Eterna Primavera’, porque con Él todo es una oportunidad para la esperanza”.
De acuerdo a un reporte de la Gerencia de Seguridad Ciudadana de Trujillo, el 2017 se registraron 46 asesinatos, 25 casos menos que el año anterior. La mayoría de estos crímenes ocurrió en los distritos de La Esperanza y El Porvenir.
La homilía finalizó con el Sumo Pontífice recordando “el amor que esta tierra tiene a la Virgen (...) Pidámosle a ella que nos ponga bajo su manto y nos lleve siempre a su Hijo: pero digámosle cantando con esa hermosa marinera: ‘Virgencita de la Puerta, échame tu bendición. Virgencita de la Puerta, danos paz y mucho amor’”.
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